Un bebé prematuro que había podido salvarse después de que su madre muriera el lunes por la noche en la provincia suroriental de Batman cuando miembros del grupo terrorista PKK dispararan en plena calle contra varios policías, falleció a primera hora del miércoles sin que los médicos pudieran hacer nada para salvar su vida, según informó la agencia de noticias Anatolia.

El pequeño, que se encontraba en el octavo mes de gestación cuando su madre Mizgin Doru, de 35 años de edad y en avanzado estado de gestación, murió víctima de los disparos, había podido ser salvado a pesar de la muerte de la mujer gracias a que los médicos le practicaron una cesárea de urgencia. Desde entonces permanecía en una incubadora en la unidad de recién nacidos de un hospital privado de Batman, aunque su estado de salud era bastante delicado.

En el mismo atentado, además de su madre, había muerto su hermana de sólo seis años de edad, según informó la prensa turca. Además otra hermana de ocho años de edad y su padre resultaron heridos en el ataque, este último de gravedad.

El responsable de salud de la provincia de Batman, Namık Kemal Kubat, mostró en declaraciones a la agencia de noticias turca Anatolia su gran pesar por la muerte del bebé a pesar de los esfuerzos de los médicos. "Estamos muy tristes... todo el mundo hizo todo lo que pudo para salvar al bebé, pero no lo logramos", dijo.

Con la muerte del pequeño el número de fallecidos en el atentado del lunes por la noche se eleva a tres, al que se añaden los tres policías que resultaron heridos en el intenso tiroteo con los terroristas, tres de los cuales murieron en el ataque. En las últimas tres semanas la cifra de víctimas civiles en ataques por parte del PKK se eleva ya a 19 muertos y 58 heridos; hace una semana miembros del PKK ametrallaron y lanzaron cohetes contra un vehículo en el que viajaban varias mujeres que se dirigían a una boda en la provincia suroriental de Siirt, matando a cuatro de ellas e hiriendo a otras dos de extrema gravedad.