Una multitud logró superar a los policías antidisturbios que protegían la sede de la embajada del edificio y penetró en el interior de la sede de la Embajada del Reino Unido en la capital iraní, contra la que arrojaron piedras y cócteles molotov consiguiendo retirar la bandera británica y sustituirla por una iraní, según informaron diversas agencias.

La televisión estatal de Irán mostró también escenas de un completo saqueo en el edificio, con rotura de cristales, robo de documentos, e incluso uno de los asaltantes portaba un retrato de la reina Isabel II de Inglaterra. El personal que se encontraba a esa hora en el interior de edificio logró escapar por una puerta trasera.

Poco después la agencia oficial iraní IRNA informaba que unos 300 manifestantes habían atacado la antigua residencia del embajador británico en otra zona de la capital, donde también retiraron la bandera y se apropiaron de varios documentos. En un principio se informó de que además se habían tomado seis rehenes en el interior del edificio, aunque posteriormente fueron liberados.

Los manifestantes acusaban a los diplomáticos británicos de ser "espías" y pedían la expulsión inmediata del país del embajador del Reino Unido, en medio de un clima político caldeado después de que hace dos días el parlamento iraní aprobase la reducción de las relaciones diplomáticas con Reino Unido tras el apoyo mostrado por Londres a las nuevas sanciones económicas contra el régimen islámico por su controvertido programa de enriquecimiento uranio, que las potencias occidentales consideran un primer paso para construir una bomba atómica.

En una nota hecha pública tras estos graves sucesos por el "Foreign Office" (Ministerio de Exteriores) británico, éste condenó duramente el saqueo de sus sedes diplomáticas recordando al gobierno iraní su "deber claro" de proteger los edificios y personal diplomático extranjeros de acuerdo a las leyes internacionales. "Estamos indignados por esto... Resulta absolutamente inaceptable y lo condenamos enérgicamente", decía el comunicado.

El incidente recuerda en parte al asalto realizado por estudiantes iraníes en 1979 en Teherán contra la embajada de Estados Unidos, a la que también acusaban de espionaje. En aquella ocasión los manifestantes también tomaron el edificio retirando la enseña norteamericana y arrojando por las ventanas cientos de documentos diplomáticos; aquel incidente, en el que además 52 personas fueron capturadas como rehenes durante 444 días, supuso la ruptura definitiva y hasta la fecha de las relaciones diplomáticas entre Irán y Estados Unidos.