Un científico iraní que trabajaba en el programa nuclear del país murió el miércoles a causa de la explosión de una bomba adosada a su vehículo por un motorista desconocido, lo que ha despertado inmediatamente las sospechas de que los servicios secretos israelíes podrían estar detrás de este atentado, muy similar a otro que tuvo lugar hace algo más de un año en el que también murió otro científico relacionado con el programa nuclear iraní.
Según indicó la agencia de noticias iraní Fars, la víctima es Mostafa Ahmadi Roshan, de 32 años de edad y encargado de supervisar un departamento en la planta de enriquecimiento de uranio que Irán posee en Natanz, en el centro del país.
"La bomba era magnética, y es la misma que las utilizadas anteriormente para el asesinato de científicos. Es obra de los sionistas", dijo en declaraciones a la agencia Fars el vice gobernador de Teherán, Safarali Baratloo, refiriéndose a Israel.
Los testigos presenciales confirman que vieron a dos personas subidas a una motocicleta acercarse al coche y adosarle el objeto, que resultó ser una bomba. Como resultado de la explosión, el científico que viajaba en el coche murió y su acompañante resultó herido de extrema gravedad. Un peatón que circulaba en ese momento junto al vehículo falleció también a causa del atentado.
No hubo declaraciones inmediatas del gobierno israelí sobre el suceso, aunque tampoco se han producido en anteriores atentados. No obstante el día anterior, martes, el jefe del Estado Mayor del ejército israelí, el teniente-general Benny Gantz, había advertido a Irán que debía esperar más "sucesos no naturales" durante el presente año de 2012. Sus comentarios, realizados ante una comisión parlamentaria a puerta cerrada y recogidos por la prensa israelí, fueron interpretados inmediatamente como una alusión a nuevos actos de sabotaje por parte de los servicios secretos israelíes y occidentales.
En noviembre de 2010 dos explosiones con bomba de forma muy similar y ocurridas en el mismo día causaron la muerte a otro científico iraní y dejaron herido a otro. El gobierno iraní no dudó entonces en culpar a los servicios de inteligencia israelíes, británicos y estadounidenses por los ataques, dirigidos claramente contra miembros clave del equipo técnico encargado de supervisar el controvertido programa de enriquecimiento de uranio iraní, que Estados Unidos y sus aliados consideran que tiene como último fin desarrollar un arma atómica y en último extremo atacar a Israel, pese a que Irán insiste en su derecho a desarrollar la energía nuclear y a que sus fines son meramente civiles y pacíficos.
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