Casi diez millones de griegos estaban llamados el domingo a unas elecciones para renovar el Parlamento, unos comicios marcados por la contestación pública a las medidas de ajuste y el derrumbe del sistema político tradicional, poniendo en cuestión los esfuerzos por evitar la quiebra del país y mantenerlo en el euro.
Furiosos con años de medidas de ajuste que han empobrecido el país y dejando a muchos ciudadanos en la indigencia, los griegos dieron el domingo en las urnas un serio varapalo a los partidos tradicionales, que apenas lograron un tercio de los votos y probablemente no contarán con la mayoría de diputados necesaria para poder ganar siquiera en coalición.
Con prácticamente la totalidad de las papeletas escrutadas, el partido conservador Nueva Democracia se constituía como el partido más votado con el 19% de las papeletas pero logrando una victoria pírrica que no le permitirá gobernar ni en solitario ni con los socialistas del PASOK, con quienes durante toda la campaña electoral prometió no volver a gobernar.
Ambos partidos, que han dominado la política griega durante las últimas décadas alternándose en el poder, son los únicos que apoyan los planes e rescate de la UE y el FMI para evitar la bancarrota del país, por lo que la pregunta que queda ahora es cómo lograr formar un gobierno estable en Grecia que saque adelante los planes de ajuste que los socios de la Eurozona exigen a Atenas para recibir nuevas ayudas que impidan la quiebra de la economía helena.
Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia, y Evangelos Venizelos, del PASOK, pidieron un gobierno de unidad nacional nada más conocer los resultados. Pero el otrora poderoso Partido Socialista de Grecia pagó caro el precio de gobernar el país en medio de la crisis y cayó hasta el tercer puesto con un 13,3% de los votos, siendo superado por la Coalición de Izquierda (16,6%), opuesta a los planes de rescate europeos. Por contra en los comicios de 2009 los socialistas habían logrado una aplastante victoria del 44% de los votos, mientras que la Coalición se quedó únicamente con el 5%.
La ultraderecha entra en el parlamento
Otra de las sorpresas de estas elecciones que da idea de la fractura que vive el país y del hundimiento de los partidos tradicionales es la irrupción en el parlamento de Chryssi Avghi (Amanecer Dorado), un partido extremista de ideología ultraderechista y anti-inmigración , que hasta ahora había sido una formación marginal -en 2009 sólo registró un 0,29% de votantes- y que logró el domingo alrededor del 7% de los votos; un resultado sin precedentes que le permite superar la barrera del 3% para entrar en la cámara griega por primera vez desde la caída de la dictadura de los coroneles en 1974.
Precisamente en un incidente relacionado con esta formación, una treintena de miembros de Amanecer Dorado protagonizaron varios sucesos violentos al irrumpir en seis colegios electorales de Atenas e intimidar a varios militantes de izquierda. Los militantes de Amanecer Dorado, que durante años ha sido una formación prácticamente en la clandestinidad, son conocidos por haber protagonizado agresiones contra inmigrantes y por un discurso profundamente xenófobo y nacionalista, pero que ha logrado calar entre muchos griegos al rechazar los ajustes exigidos por Europa y el pago de la deuda griega a sus acreedores.
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