Un tribunal iraquí sentenció el domingo "in absentia" al vice presidente iraquí Tariq al-Hashemi a morir por ahorcamiento tras un juicio en el que éste fue condenado por las acusaciones que pesaban sobre él de dirigir varios escuadrones de la muerte.
"La corte suprema criminal emitió una sentencia de muerte por ahorcamiento contra Tariq al-Hashemi tras su condena", declaró a la prensa un portavoz judicial.
Tariq al-Hashemi, un musulmán sunní que huyó a finales del año pasado hacia la región autónoma kurda del norte de Irak después de ser acusado por el gobierno del primer ministro iraquí Nuri al-Maliki, se encuentra residiendo desde el pasado julio a las afueras de Estambul después de que el gobierno turco -que sigue considerándolo el vice presidente legítimo de Irak- le concediera un permiso de residencia.
Su huida elevó las tensiones entre Bagdad y la administración autónoma kurda con sede en Arbil, así como con Turquía, con varios episodios de intercambio mutuo de duras acusaciones entre el primer ministro iraquí y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdoğan.
Al-Hashemi, máximo representante de la minoría sunní en el gobierno iraquí, ha rechazado las acusaciones calificándolas de un complot de Al-Maliki para acabar con él y acaparar el poder. Varios medios de comunicación turcos destacaron el domingo que el propio Al-Hashemi, que tenía previsto reunirse ese día con las autoridades turcas en Ankara, había restado importancia al anuncio de la sentencia de muerte decretada contra él
El elevado número de penas de muerte decretadas en Irak ha llevado a organizaciones de defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional o a organismos como la ONU a mostrar su profunda preocupación por el elevado número de ejecuciones que se producen en el país, a menudo de forma masiva y sin garantías de un juicio justo ni con las debidas garantías. Sólo en los seis primeros meses de 2012 más de 70 personas han sido ejecutadas oficialmente en Irak, superando el número de sentencias de muerte de todo el año pasado.
Esta noticia se conoció coincidiendo precisamente con una de las jornadas más sangrientas de los últimos meses en Irak, que dejó al menos 58 muertos en una serie de atentados por todo el país, incluyendo un coche bomba contra un edificio del consulado francés en la ciudad de Nassiriya, a unos 300 kilómetros al sur de Bagdad. Pese a que los ataques no habían sido reivindicados el domingo, todas las sospechas apuntan a la insurgencia vinculada a Al Qaeda y a grupos armados de la minoría sunní, lo que ha hecho aumentar los temores a que la violencia en Irak derive en una guerra civil abierta de carácter sectario.
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