Supuestos miembros o simpatizantes del grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) prendieron fuego en la noche del miércoles a una escuela de la provincia oriental de Van, después de arrojar contra ella varios cócteles molotov.
Pese a la rápida movilización de los bomberos de la zona, el incendio causó importantes daños en las instalaciones y al menos dos aulas quedaron completamente inservibles por las llamas, según informó la prensa turca.
La escuela, construida con materiales prefabricados, había sido levantada por UNICEF para prestar servicio a las víctimas del violento seísmo de 7,2 grados de magnitud que hace un año dejó cientos de muertos y miles de personas sin hogar en esa misma provincia.
Este nuevo ataque contra un centro educativo se produce después de que en los últimos días simpatizantes del PKK encapuchados hayan lanzado bombas incendiarias y otros artefactos contra otra docena de centros educativos en el este y sureste del país, dejando un saldo de dos profesores y tres alumnos heridos.
El martes un grupo de unas diez personas lanzaba varios cócteles molotov y artefactos explosivos de poca potencia contra un instituto de la provincia suroriental de Diyarbakır. En unas imágenes difundidas por varios canales de televisión, las cámaras de seguridad captaron cómo algunos profesores intentaban detener a los encapuchados diciéndoles que iban a poner en peligro a los niños, mientras éstos les respondían amenazando con matarles si no les dejaban irse.
El mismo día otros ocho centros de la provincia fronteriza de Şırnak resultaban dañados después de que grupos de asaltantes arrojasen cócteles molotov y piedras contra las instalaciones.
Líderes del PKK se manifestaron recientemente en contra de que los niños de la región sureste de Turquía -habitada mayoritariamente por ciudadanos turcos de etnia kurda- asistieran a los colegios públicos o se apuntaran a las clases de lengua kurda, que el gobierno turco introdujo por primera vez este año como una asignatura optativa en los centros de todo el país. Organizaciones sociales y asociaciones de padres y profesores de la zona han criticado sin embargo duramente estos ataques, que según algunos analistas son un intento del PKK de intimidar a los habitantes de la región y una señal de que el grupo armado teme que si los padres envían a sus hijos al colegio no acabarán en las filas del PKK.
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