Varios países aliados elevaron en las últimas horas sus advertencias contra el régimen sirio ante la tentativa de que éste pueda hacer uso de su arsenal químico como último recurso para frenar el avance sobre el terreno de los rebeldes.

El presidente norteamericano Barack Obama advirtió el lunes junto con la secretaria de estado Hillary Clinton que el uso de ese tipo de armamento por parte del gobierno de Bashar al-Assad marcaría un punto a partir del cual el régimen sirio debería hacer frente a serias consecuencias.

"Quiero dejárselo absolutamente claro a Assad y a aquellos bajo su mando: el mundo está observando... El uso de armas químicas es y sería totalmente inaceptable, y si cometéis el trágico error de usar estas armas, habría consecuencias", declaró el presidente estadounidense.

El serio aviso por parte de Obama fue refrendado el martes por su homólogo francés François Hollande, quien calificó igualmente de inaceptable un posible uso de armamento químico por parte de Siria y señaló que de ocurrir habría una reacción internacional inmediata. En similares términos se expresaba horas antes el secretario general de la OTAN desde Bruselas, Anders Fogh Rasmussen: "El posible uso de armas químicas sería completamente inaceptable para toda la comunidad internacional, y si alguien recurre a estas terribles armas, entonces sería de esperar una reacción inmediata".

Las advertencias contra Siria contra un posible uso de su arsenal químico -que reconoció públicamente poseer el pasado verano- se producen después de que fuentes de la inteligencia estadounidense confirmaran haber detectado durante los últimos días movimientos sospechosos en los silos de almacenamiento de estas armas por parte del régimen sirio.

Dichos movimientos no serían de traslado, como el gobierno de Damasco reconoció meses atrás haber hecho para evitar su caída en manos rebeldes, sino que según la inteligencia norteamericana se trataría de operaciones realizadas en los propios silos y que podrían implicar posibles preparativos para su uso, que supondría de realizarse en zonas pobladas necesariamente la muerte de cientos o miles de personas y graves heridas a un número mucho mayor de víctimas.

Precisamente la OTAN aprobaba el martes el despliegue en territorio turco de varias baterías de misiles de interceptación Patriot PAC-3 después de una solicitud en este sentido por parte de Turquía, que teme un posible ataque balístico sirio con armas químicas en represalia por el apoyo que Ankara ha prestado a la oposición política siria en el exilio.

Aunque el ministerio de exteriores sirio volvió a insistir el lunes en que su arsenal químico nunca sería empleado contra la población bajo ninguna circunstancia, algunos analistas sostienen que un ataque así tanto contra Turquía como contra las fuerzas rebeldes podría producirse como una medida desesperada en caso de que el régimen de Bashar al-Assad se viese acorralado, algo que podría ocurrir en un plazo de semanas si las fuerzas de la oposición continúan avanzando sobre la capital. Se cree que Siria posee armas químicas que pueden ser lanzadas en cohetes de corto y medio alcance, capaces de alcanzar varios países vecinos.

Fuentes de la Casa Blanca afirmaron que había evidencias de que Siria podría haber comenzado a combinar elementos químicos para producir el mortal gas sarín, un gas nervioso capaz de causar convulsiones, fallo respiratorio y la muerte, y famoso por haber sido usado en dos atentados terroristas en Japón en los años 90. "Hay varios indicios que nos llevan a creer que están combinando precursores químicos (del gas)", aseguró un funcionario estadounidense a la prensa bajo condición de anominato.