Una aplastante mayoría del 99,8% de los habitantes de las Islas Malvinas votaron el lunes en el referéndum celebrado sobre la soberanía de las islas a favor de seguir formando parte de los territorios de ultramar del Reino Unido tal y como hasta ahora, rechazando cualquier vinculación con Argentina.
De los 1.517 votos válidos contados en el referéndum, sólo 3 de ellos votaron “no” a la pregunta que se planteaba en la consulta: “¿Quiere que las Islas Falkland (como se las conoce en inglés) mantengan su actual estatus político como un territorio de ultramar del Reino Unido?”.
Las autoridades locales informaron que la participación fue del 92% de los aproximadamente 1.650 habitantes con derecho a voto del archipiélago, en una votación que se prolongó durante el domingo y el lunes y que según los observadores internacionales transcurrió con toda normalidad.
Los residentes de las islas parecieron enviar un claro mensaje respecto a la disputa sobre la soberanía de este territorio en el extremo del Atlántico Sur que mantienen Londres y Buenos Aires, pese a que el referéndum no planteó otras alternativas como la independencia o algún tipo de asociación con Argentina. El gobierno de las Malvinas había dicho con anterioridad que otras opciones se plantearían en un segundo referéndum sólo en caso de que en la consulta ganara el “no”.
De hecho el voto casi unánime por el “sí” era algo que ya se esperaba y por lo cual el gobierno argentino había desestimado inmediatamente el proceso electoral, calificado por las autoridades argentinas como “irrelevante” y una maniobra sin ninguna legitimidad internacional con el único objetivo de demostrar la voluntad de la población local a favor de Gran Bretaña. Buenos Aires ve a los habitantes de las Malvinas como “colonos” del Reino Unido sin ninguna voz en la disputa soberanista, que cree se debe limitar a los gobierno de los dos países.
Argentina considera las Islas Malvinas como parte de su territorio arrebatado por Reino Unido en 1833. La población de las islas sin embargo, que ha vivido en este lugar durante generaciones, mantiene una cultura puramente británica y el propio primer ministro David Cameron afirmó el domingo en declaraciones a la prensa que “mientras los habitantes de las Falkland (Malvinas) quieran seguir siendo británicos, siempre estaremos allí para protegerlos. Tienen mi palabra”.
La paradoja en esta larga disputa ahora reavivada por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner es que Londres estaba preparándose en los años 70 para entregar el archipiélago a Argentina hasta que el golpe de estado y la posterior intervención militar argentina con el objetivo de ocupar las islas, desató una guerra entre los dos países en 1982 que duró poco más de dos meses y que culminó con 907 víctimas –principalmente militares argentinos- y una derrota aplastante de Argentina, lo que precipitó la caída de la junta militar que gobernaba el país desde 1976.
No obstante y pese a que la soberanía británica de las Malvinas parece no cuestionarse entre los habitantes de las islas, sí que es una cuestión debatida y controvertida en el propio Reino Unido. El mantenimiento de una importante guarnición militar británica para proteger las islas y sus poco más de 3.000 habitantes a 13.000 kilómetros de Londres supone una carga nada desdeñable para las arcas del Estado en un momento en que la población inglesa afronta una crisis económica acompañada de importantes medidas de ajuste.
Un columnista destacaba estos días que Reino Unido se gasta al año “75 millones de euros en tropas, misiles, aviones y barcos de guerra para proteger sus ‘islas de las ovejas’ ”, en referencia a la que ha sido tradicionalmente la principal actividad económica de las Malvinas, lo que equivale a casi 45.000 euros por voto a favor del “sí” en el referéndum concluido el lunes. Otros analistas políticos británicos han descrito la votación en las islas no como un voto de sus habitantes a favor de la soberanía, sino a favor de las subvenciones que llegan desde Londres.
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