Decenas de actos de homenaje tuvieron lugar en la madrugada del sábado en numerosas localidades del noroeste de Turquía coincidiendo con el gran seísmo que azotó la región del Mármara hace ahora 14 años, y que causó según cifras oficiales más de 17.000 muertos.
En Gölcük, ubicada al sur del Golfo de İzmit y donde tuvo lugar el epicentro del terremoto en 1999, cientos de personas acudieron para depositar claveles rojos en una ceremonia que tuvo lugar a las 3:02 de la madrugada, la hora exacta en la que se produjo el temblor.
El alcalde de la localidad, Mehmet Ellibeş, destacó que lo ocurrido hace ahora 14 años debía servir de lección teniendo en cuenta que los expertos coinciden en que se espera un “Big One” para los próximos años en la región de Estambul. “La gente no perdió sus vidas (en 1999) a causa del terremoto, sino por los edificios (que se derrumbaron)”, subrayó Ellibeş.
En la ciudad industrial de İzmit, localizada al sureste de Estambul y que resultó una de las más afectadas por el seísmo, una multitud de personas se reunió también para recordar a las víctimas de la tragedia. Igualmente hubo emotivos actos de homenaje en ciudades como Yalova, a orillas del Mármara, donde unas 2.000 personas caminaron en plena madrugada con antorchas encendidas en recuerdo a los fallecidos.
A las 3:02 de la mañana del 17 de agosto de 1999, un seísmo de 7,6 grados de magnitud con epicentro en Gölcük, ubicada en la bahía de İzmit y a escasos 50 kilómetros de Estambul, sacudió con una fuerza terrible la tierra durante 45 interminables segundos en una de las regiones más densamente pobladas de Turquía.
Cuando el temblor pasó, numerosos barrios de las ciudades de Kocaeli, Gölcük, Düzce, Sakarya, Yalova y Estambul se encontraban en ruinas, y al menos 17.480 personas yacían muertas -40.000 según estimaciones no oficiales- bajo sus escombros. El terremoto causó daños en 285.000 edificios, dejando unos 49.000 heridos, 600.000 personas sin hogar, una devastación que tardaría años en superarse, y un recuerdo difícil de borrar para los supervivientes y sobre todo para las familias de las víctimas.
Son muchas las voces en Turquía que llevan años denunciando que los planes para reforzar las estructuras de muchos edificios en Turquía, especialmente en la metrópolis de Estambul -donde los expertos creen que podría producirse un "Big One" en años venideros- son insuficientes, y que no se ha hecho lo necesario para evitar que la tragedia de 1999 se repita.
Un estudio publicado el año pasado revelaba que sólo el 12,9% de los habitantes de la región del Mármara afirmaban que sus edificios habían sido inspeccionados y fortalecidos para resistir un seísmo.
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