El antiguo rector universitario y ex vice primer ministro de Georgia, Giorgi Margvelashvili, logró alzarse con una clara victoria en las elecciones presidenciales celebradas del domingo en el país caucásico, que según el recuento con más del 90% de los votos escrutados le conceden un 62% de las papeletas.
Margvelashvili, aliado del actual primer ministro, el multimillonario Bidzina Ivanishvili, pone de este modo fin a casi una década en la presidencia de Mikheil Saakashvili, que no podía presentarse a la reelección por impedimento legal pero cuyo abanderado, el ex presidente del parlamento y miembro del partido de Saakashvili -el Movimiento Nacional Unido- David Bakradze, tuvo que reconocer el lunes su derrota tras conformarse con sólo el 22% de los sufragios.
Fuegos artificiales pudieron verse en Tiflis tras el cierre el domingo de los colegios electorales y después de que los sondeos a pie de urna confirmaran la ventaja clara de Margvelashvili, cuyos seguidores salieron a las calles haciendo sonar las bocinas de los coches y ondeando banderas para festejar su victoria.
En un discurso televisado, el todavía presidente Saakashvili felicitó a su sucesor y pidió a sus seguidores que respetaran los resultados, aunque no dudó en afirmar que la victoria del candidato de la coalición Sueño Georgiano supondrá un "serio desvío" del camino de progreso marcado en los últimos años por el propio Saakashvili, que ha buscado aliarse con la OTAN y la Unión Europea para hacer frente al gigante y vecino ruso con el que le enfrentó en agosto de 2008 una breve y desastrosa guerra, que supuso la pérdida definitiva para Georgia de las regiones rebeldes de Abjasia y Osetia del Sur.
Aquella rotunda derrota dejó hundido moral y económicamente el país y comenzó a restarle apoyos entre la población a Saakashvili, cuyos progresos en la economía no han logrado acallar todos estos años las denuncias de prácticas poco democráticas y de enriquecimiento personal.
En el último año Saakashvili se ha visto obligado además a una difícil convivencia con el primer ministro Bidzina Ivanishvili, cuya victoria tuvo que reconocer en las elecciones parlamentarias celebradas en octubre de 2012; Ivanishvili ha prometido dimitir en las próximas semanas, sembrando la incertidumbre sobre el futuro de Georgia, que a partir de 2014 pasará a convertirse en una república parlamentaria con más poderes para el primer ministro.
Pese a todo Saakashvili ya ha dicho que seguirá activo en la política georgiana, aunque sus seguidores se enfrentan a una persecución judicial desde la llegada al poder de Ivanishvili y éste ya ha advertido que el todavía presidente de Georgia podría sufrir el mismo destino. El arresto de varios ex ministros y otros altos funcionarios que sirvieron bajo órdenes de Saakashvili ya ha despertado las alarmas en la Unión Europea, que teme una "caza de brujas" con el cambio de gobierno.
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