Un avión de la aerolínea turca Pegasus que había partido de Ucrania aterrizó el viernes en el aeropuerto Sabiha Gokçen de Estambul escoltado por un caza de combate F-16 de las Fuerzas Aéreas Turcas, después de que el piloto de la aeronave emitiera una alerta e informara a la torre de control de un posible intento de secuestro, según informaron medios de comunicación del país euroasiático.
La información fue confirmada por la Dirección General de Aviación Civil de Turquía, que indicó que el aparato, con 110 pasajeros a bordo y que había partido de la ciudad ucraniana de Járkov, había aterrizado de forma segura en el aeropuerto -ubicado en la parte asiática de Estambul- y había sido aislado en una zona segura.
Al parecer el piloto del avión, İlyas Karagülle, fue quien emitió un aviso de emergencia de que un posible secuestrador intentaba desviar la aeronave hacia la ciudad rusa de Sochi, donde se acaban de inaugurar los Juegos Olímpicos de Invierno, asegurando que había una bomba a bordo. El hombre, de nacionalidad ucraniana, podría haber ingerido gran cantidad de alcohol según algunos medios e intentó entrar por la fuerza en la cabina de los pilotos.
Las últimas informaciones de la tarde apuntaban a que la policía mantenía rodeado el avión e intentaba negociar con el presunto secuestrador, en un estado alterado, para que se entregara y dejara salir a los pasajeros, que continuaban a bordo. La televisión estatal TRT informó que tanto los pasajeros como la tripulación se encontraban en buen estado.
Posteriormente fuentes del Ministerio de Transportes de Turquía confirmaban que las fuerzas de seguridad habían logrado capturar al sospechoso sin que se produjeran víctimas, y que todos los pasajeros habían sido evacuados del avión sanos y salvos.
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