En un comunicado emitido el miércoles por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía, Ankara ha mostrado su preocupación por la tensa situación que se vive en la región autónoma de la Península de Crimea, habitada mayoritariamente por población ruso-parlante y donde se encuentra una importante base naval de Rusia.
"Esperamos que todas las partes en la República Autónoma de Crimea, donde también viven los tártaros de Crimea (una población musulmana emparentada con los turcos), actúen con contención y sentido común", decía el comunicado oficial del ministerio, en el que se volvía a apostar por la integridad territorial de Ucrania y una solución democrática al conflicto que vive este país, tras las revueltas populares en Kiev que han conducido a la formación de un nuevo gobierno y la destitución del hasta ahora presidente Viktor Yanukovich.
La alarma ha saltado en varias cancillerías occidentales después de que el presidente ruso Vladimir Putin ordenara poner sus tropas en alerta en el oeste del país fronterizo con Ucrania, un gesto que ha sido interpretado en Kiev como una medida de presión contra el nuevo gobierno, que Moscú insiste en no reconocer tildando los últimos acontecimientos en Ucrania de "neofascismo" y "nacionalismo".
En la península de Crimea, que entró a formar parte de Ucrania hace 60 años, partidarios y detractores de las nuevas autoridades en Kiev se enfrentaban el miércoles en violentos choques que dejaron decenas de heridos, en medio de un debate sobre si esta región autónoma se separa de Ucrania, algo a lo que se opone frontalmente la minoría tártara.
Desde la destitución de Yanukovich la población étnicamente rusa de Crimea no ha reconocido al nuevo gobierno opositor partidario de romper la dependencia de Rusia para acercarse a la UE. Rusia, reacia a perder el control sobre Ucrania, también mantiene en alerta a sus tropas en la base marítima del Mar Negro en Sebastopol, pero ha negado los rumores sobre la concesión de la ciudadanía rusa a los ucranianos que lo soliciten.
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