Un informe elaborado por el think tank turco Organización para la Investigación Estratégica Internacional (ISRO, por sus siglas en inglés) y el Brookings Institute concluye que el número de refugiados sirios en Turquía –actualmente en torno a un millón- seguirá incrementándose y alcanzará el millón y medio de personas a finales de este año.
Mientras que hay unos 220.000 sirios viviendo en un total de 22 campos de refugiados que el gobierno turco ha ido creando en estos tres años a lo largo de la frontera con Siria para hacer frente a la llegada masiva de personas huyendo del conflicto en el país vecino, el resto viven fuera de los campamentos dispersados en diferentes ciudades y provincias del país, a menudo trabajando en la economía sumergida o mendigando en las calles para poder sobrevivir, dado que las autoridades turcas se han visto sobrepasadas por la masiva afluencia de refugiados.
La situación es tal, que en lugares como la provincia turca de Kilis –ubicada al sureste de Turquía en la frontera con Siria- la población de refugiados viviendo tanto dentro como fuera de los campos supera a la de la población autóctona en la capital de la provincia. El informe señala que en términos de solicitudes de asilo, el conflicto sirio ha hecho que Turquía haya pasado de ocupar el 15º lugar a nivel mundial en 2010 hasta situarse actualmente en el 5º puesto.
Ankara ha pedido reiteradamente ayuda internacional para hacer frente a las necesidades de los refugiados sirios, pero hasta ahora los fondos aportados por los países más ricos han sido escasos, y los países de la Unión Europea han aceptado acoger a poco más de 20.000 exiliados sirios, la inmensa mayoría de ellos en Alemania. El primer ministro turco llegó a denunciar que la suma total de las donaciones internacionales representaba apenas el 15% del gasto asumido hasta ahora por Turquía en proporcionar comida, educación, alojamiento y asistencia sanitaria –entre otros servicios- a los refugiados sirios.
El documento elaborado por los dos think tanks turco y estadounidense apunta que las autoridades turcas y las ONGs deberían desarrollar políticas a largo plazo que faciliten la integración de los refugiados sirios en la sociedad, dado que es probable que su situación no cambie en mucho tiempo y que su estancia en Turquía se prolongue durante años, sino indefinidamente. Precisamente a mediados del pasado junio el gobierno turco anunciaba que concedería permisos de trabajo a todos los sirios residentes en Turquía para legalizar su estatus laboral y tratar de mejorar su situación.
Por último el informe alaba la gestión y organización de los campos de refugiados creados por el gobierno turco, que han recibido elogios de los responsables de Naciones Unidas y ACNUR, y que han sido calificados por la ONG International Crisis Group como “los mejores campos de refugiados que nunca se han visto”.
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