Las autoridades turcas y el gobierno autónomo del Kurdistán iraquí están intensificando su colaboración y uniendo fuerzas para luchar contra la grave amenaza que representa el avance por la región de las milicias armadas del autodenominado Estado Islámico (IS, en inglés), que a finales de junio declaró un nuevo “califato” en Irak y Siria.
Las repercusiones de las últimas conquistas del IS en la región de Sinjar, fronteriza con Siria, y los intentos de las fuerzas kurdas “peshmerga” –a las que se están uniendo cientos de combatientes del PKK desde sus campamentos en los montes Kandil- por frenar el avance de los yihadistas en el norte de Irak, fueron algunos de los temas abordados por el ministro de exteriores turco Ahmet Davutoğlu durante una conversación telefónica mantenida el lunes con el presidente del Kurdistán iraquí, Masud Barzani.
La entrega de ayuda humanitaria a miles de desplazados de la minoría turcomana –emparentada con los turcos- que se han refugiado en el Gobierno Autónomo Kurdo del norte de Irak (KRG, por sus siglas en inglés), el proceso para la formación de un nuevo gobierno en Irak, o la situación de los 49 miembros del personal diplomático del consulado turco en Mosul, retenidos desde hace casi dos meses por el Estado Islámico y sobre los que Arbil ha compartido información de inteligencia con Ankara, fueron otros de los puntos de la conversación mantenida entre el canciller turco y el presidente kurdo-iraquí.
“Anteponiendo la seguridad y las necesidades de nuestros hermanos turcomanos, estamos realizando esfuerzos para el bienestar de todo el pueblo iraquí, incluyendo kurdos, árabes y yazidíes”, escribía Davutoğlu esta semana en su cuenta de Twitter.
Genocidio contra la minoría yazidí
Precisamente los últimos combates que han provocado –tras la retirada de las fuerzas kurdas peshmerga- la caída de la ciudad iraquí de Sinjar, al noroeste del país, han puesto en peligro a la minoría yazidí de Irak, un grupo vinculado étnicamente con los kurdos y cuya religión mezcla elementos del zoroastrismo, el maniqueísmo, el judaísmo, el cristianismo nestoriano y el Islam, por lo que son considerados como herejes por los extremistas musulmanes.
Según aseguraba el martes en el parlamento iraquí la diputada yazidí Fayyan Dahel, al menos medio millar de yazidíes han sido asesinados desde el domingo por el IS tras la toma de la ciudad de Sinjar, en lo que consideró como un "genocidio" para "barrer de la tierra" a su pueblo; además -afirmó entre lágrimas- otras 500 mujeres han sido secuestradas y están siendo usadas como esclavas sexuales tras haber sido trasladadas a zonas próximas a Tel Afar, también bajo el control de los extremistas.
Toque de queda en Kirkuk
Mientras las autoridades imponían el martes un toque de queda en la rica ciudad petrolífera de Kirkuk, al norte de Irak y bajo control de las fuerzas kurdas, para tratar de evitar incidentes provocados por elementos islamistas en la zona.
La medida, que entró en vigor a las 23:00 hora local del martes (22:00 CET), se tomó después de que varios individuos sin identificar y supuestamente vinculados al IS que portaban insignias del gobierno del Kurdistán iraquí causaran incidentes en Kirkuk con el objetivo de provocar a la población, según informaron fuentes de seguridad locales.
En el último mes el gobierno de Arbil ha desplegado miles de soldados peshmerga en esta estratégica ciudad, origen durante años de disputas territoriales con Bagdad, para frenar el avance de las milicias del Estado Islámico por el frente sur de Kirkuk, situada a menos de un centenar de kilómetros de la capital del KRG.
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