El presidente estadounidense Barak Obama autorizaba a última hora del jueves ataques aéreos selectivos en Irak contra las milicias del autodenominado Estado Islámico que en los últimos meses se han apoderado de gran parte del norte del país así como de grandes territorios en Siria, donde han proclamado un nuevo “califato” y están provocando la huída de miles de habitantes de la región.
“Hoy Estados Unidos llega para ayudar”, declaraba Obama durante un discurso televisado el jueves por la noche, recordando el llamamiento desesperado de una diputada yazidí en el parlamento iraquí, que entre lágrimas suplicó ayuda para detener la matanza de su pueblo. “Mientras las vidas de los ciudadanos estadounidenses estén en riesgo tomaremos acciones, esa es mi responsabilidad como Comandante en Jefe, y mientras muchos miles de civiles inocentes afronten el peligro de ser aniquilados, y tengamos la capacidad de hacer algo al respecto, tomaremos acciones”.
Después de que el presidente estadounidense autorizara atacar objetivos del Estado Islámico (IS, en inglés) en Irak para proteger tanto a los ciudadanos y personal norteamericano en el Kurdistán iraquí como a los miles de refugiados que huyen de los combates, la Casa Blanca confirmaba el viernes que sus cazas habían bombardeado varios convoyes del IS con artillería que se dirigían a la capital de la región, Arbil.
Además del inicio de las operaciones aéreas contra las fuerzas yihadistas que tratan de avanzar hacia la región de mayoría kurda del norte de Irak, Estados Unidos ha iniciado también el envío de ayuda humanitaria a los miles de civiles refugiados atrapados en las montañas de Sinjar, muchos de ellos miembros de la minoría yazidí (o ezidí), contra la que Obama afirmó que el IS ha iniciado una “aniquilación sistemática que podría constituir un genocidio”. No obstante el jefe de la Casa Blanca quiso dejar claro que EE.UU. no enviará nuevamente tropas de combate a Irak “porque no hay una solución militar” a lo que está ocurriendo en el país, de donde salieron los últimos soldados estadounidenses en 2011.
El Estado Islámico mata a los hombres y secuestras a las mujeres
Horas antes del discurso de Obama del jueves, más de un centenar de yazidíes residentes en Estados Unidos se manifestaban en Washington pidiendo la intervención de Estados Unidos para frenar el exterminio de esta minoría religiosa de etnia kurda cuyas creencias son consideras heréticas por los extremistas.
Residentes iraquíes de la zona declaraba el viernes a la agencia de noticias Anatolia que al menos 68 yazidíes atrapados en los montes de la región iraquí de Sinjar –cuya capital fue tomada hace unos días por los yihadistas- habían muerto de sed a causa de las altas temperaturas en la región. Otra treintena de ellos habrían logrado escapar a Siria ocultándose durante el día y viajando de noche, mientras que medio centenar de ellos eran rescatados el viernes por helicópteros de las fuerzas kurdas peshmerga.
“El Estado Islámico está matando a todos los hombres que ve, y secuestrando a todas las mujeres que encuentran, estamos siendo testigos”, declaraba uno de los yazidíes rescatados por los peshmerga, que aún tiene a 24 miembros de su familia atrapados en las montañas.
“Las familias que han huido de la zona (tomada por el IS) necesitan asistencia urgente, entre ellos unos 25.000 niños que ahora vagan por las montañas que rodean Sinjar y que necesitan ayuda humanitaria inmediata, incluyendo agua potable y servicios sanitarios”, declaraba por su parte la organización UNICEF en un comunicado difundido esta semana.
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