Brasil declaraba el miércoles tres días de luto oficial después de que toda la nación quedara conmocionada por la noticia de la muerte de Eduardo Campos, tras estrellarse la avioneta en la que viajaba en un área residencial de la ciudad de Santos, al sureste del país.

Varios medios confirmaban que Campos, de 49 años de edad, viajaba en el avión Cessna 560XL que se estrelló contra varias viviendas de esta ciudad portuaria, situada en el litoral del Estado de São Paulo, en un suceso que dejó al menos 6 muertos y varios heridos.

El aparato, con capacidad para una decena de pasajeros, realizaba un vuelo entre Río de Janeiro y la ciudad de Guaruja –a las afueras de Santos- y se habría estrellado en torno a las 10:00 hora local (16:00 CET) cuando se preparaba para aterrizar por causas que aún se están investigando, si bien en el momento del siniestro las condiciones meteorológicas no eran buenas, con fuertes lluvias y visibilidad baja.

Como ex gobernador del Estado de Pernambuco y antiguo ministro de medioambiente, Eduardo Campos concurría a las elecciones presidenciales de octubre por el Partido Socialista Brasileño (PSB) y las encuestas lo situaban en tercer lugar con alrededor del 10% de los votos, por detrás de la actual presidenta Dilma Rousseff –que aspira a la reelección- y del socialdemócrata Aécio Neves.

No obstante Campos se perfilaba como vital para decantar la balanza en la previsible segunda vuelta electoral a favor de uno u otro candidato, según varios medios locales. Durante su campaña, el difunto candidato había destacado por sus críticas a un sistema político que consideraba corrupto, obsoleto y al servicio de ciertas élites ancladas en el poder. El PSB dispone ahora de un plazo de diez días para nombrar a un nuevo candidato, que podría ser la hasta ahora candidata a vicepresidenta por el partido, la ecologista Marina Silva.