El Papa Francisco cerró el domingo su visita oficial de tres días a Turquía asistiendo a una ceremonia religiosa en la iglesia greco-ortodoxa de San Jorge (Aya Yorgi, en turco), ubicada en la isla estambulita de Büyükada, como parte de los esfuerzos de la Iglesia Católica por reconciliarse con las Iglesias de Oriente. Posteriormente y aunque en un principio la delegación vaticana había cancelado el encuentro, el Pontífice mantuvo un breve encuentro con jóvenes refugiados procedentes de Siria e Irak.
El jefe de la Iglesia Católica Romana, que representa a unos 1.000 millones de fieles de todo el mundo, y el Patriarca Greco Ortodoxo Bartolomé I de Constantinopla, considerado como su líder religioso por gran parte de los cristianos ortodoxos del mundo, entraron juntos en la pequeña iglesia de San Jorge con motivo del Día de San Andrés, que es patrón tanto de Grecia como del Patriarcado de Constantinopla (Estambul). El ministro de exteriores griego Evangelos Venizelos –de visita en Turquía para negociaciones con las autoridades turcas sobre la situación en Chipre- asistió también a la liturgia, junto con el gran rabino de Turquía İsak Haleva y otros representantes de iglesias cristianas del país.
“La única cosa que la Iglesia Católica desea, y que yo busco como Obispo de Roma... es la comunión con las Iglesias Ortodoxas”, dijo el Papa tras asistir a la ceremonia del domingo. “Es más, ¿cómo podemos proclamar con credibilidad el mensaje de paz que viene de Cristo, si continua habiendo rivalidad y desacuerdo entre nosotros?”, insistió.
Tras una reunión de unos 30 minutos que ambos líderes religiosos mantuvieron después del acto, Francisco y Bartolomé firmaron una “Declaración Conjunta” en apoyo de las comunidades cristianas de Oriente Medio ante la amenaza de desaparición que representan fenómenos como el Estado Islámico. “No podemos resignarnos a un Oriente Medio sin cristianos, que han profesado el nombre de Jesús allí durante 2.000 años”, rezaba el texto, en el que además ambos reconocen “la importancia de promover un diálogo constructivo con el Islam basado en el respeto mutuo y la amistad”.
El sábado por la noche Francisco y Bartolomé I habían asistido a otra ceremonia religiosa en la sede del Patriarcado Ecuménico en Estambul, donde Bartolomé –que en 2013 se convirtió en el primer patriarca ortodoxo en asistir a una ceremonia de entronización papal en casi mil años- ofreció como obsequio al Papa un icono de San Jorge, mientras que a su vez el Pontífice le entregó al Patriarca una copia facsímil de un manuscrito griego del siglo XI procedente de la Biblioteca Vaticana, así como una copia de un mosaico del siglo IX que representa a Cristo procedente de la Basílica de San Pedro en Roma.
Las iglesias católica y ortodoxa –con centro en Roma y Constantinopla, respectivamente- se separaron definitivamente en el año 1054 en lo que se conoce como el “Gran Cisma”, surgido por las diferencias respecto a la primacía papal. Hubo un tiempo en la que los patriarcas de Oriente debían besar los pies del Papa; por eso, al final del acto religioso del sábado, Francisco se inclinó ante el Patriarca de Estambul y le pidió su bendición, a lo que Bartolomé respondió besándole la cabeza: un gesto de humildad y deferencia con el que el Obispo de Roma ha querido mostrar su deseo de reconciliación.
Ese mismo día unas horas antes –durante el segundo día de su visita a Turquía- Francisco había oficiado el sábado por la tarde una misa en la Catedral del Espíritu Santo (Saint Esprit Kilisesi, en turco) ubicada en el céntrico distrito de Şişli de Estambul, un acto al que también asistió Bartolomé I y en el que ambos rezaron por la paz mundial.
Poco antes, como ya hiciera su predecesor Benedicto XVI en 2006, el Papa había visitado en la histórica Plaza de Sultanahmet el museo de Santa Sofía –antigua basílica bizantina reconvertida en mezquita tras la conquista otomana de la ciudad- y la famosa Mezquita Azul (Sultanahmet Camii, en turco), donde el Pontífice Romano conversó con el gran muftí de Estambul y ambos se giraron hacia el Mihrab –el lugar en la mezquita que indica la dirección a La Meca- en una oración común. “Rece usted también por mí”, le dijo al final Francisco a Rahmi Yaran.
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