Más de una treintena de personas fueron detenidas el domingo en Turquía en el transcurso de una operación policial contra varios medios vinculados al movimiento religioso dirigido por Fethullah Gülen, incluyendo el diario conservador Zaman y la cadena de televisión Samanyolu.
La policía entraba pasadas las 7:00 de la mañana (6:00 CET) en la sede del periódico Zaman, donde cientos de trabajadores y simpatizantes habían montado guardia durante el fin de semana ante los rumores que circulaban en redes sociales sobre una posible redada en las oficinas del diario, que finalmente resultaron ser en buena media ciertos. Simultáneamente la policía turca practicaba redadas en otras 13 provincias por todo el país, en una operación en la que fueron detenidas 31 personas, según informaron medios locales.
En torno a las 14:00 horas efectivos policiales retornaban a la sede del diario Zaman en Estambul, donde tras mostrarle al editor jefe del periódico Ekrem Dumanlı una orden de detención contra él, éste era conducido a dependencias policiales en una acción que fue retransmitida en directo por varias cadenas. Antes de ser detenido por la policía, Dumanlı ofreció un discurso ante el concurrido grupo de personas reunidas en el lugar desafiando a la policía a llevárselo, y rechazando las acusaciones contra él. “No tenemos ningún miedo, porque no hemos hecho nada”, insistió el responsable de diario ante sus simpatizantes.
Durante toda la mañana, los manifestantes concentrados ante las oficinas del periódico Zaman mostraron pancartas y corearon eslóganes como “La prensa libre no puede ser silenciada” o “Todo el mundo calla, Zaman no puede callar” escritos en turco e inglés. Entre ellos se encontrarían los ex diputados del partido gobernante AKP İdris Bal y Hakan Şükür, y el ex ministro y también diputado İdris Naim Şahin; los tres, vinculados al movimiento Gülen (conocido entre sus seguidores como “Hizmet” o “Servicio”), abandonaron el partido a raíz de la persecución que el ejecutivo del AKP inició hace un año contra la red institucional y empresarial creada por este líder religioso afincado en Estados Unidos, y al que el gobierno turco acusa de crear una “estructura paralela” a través de sus acólitos que ha tratado de infiltrarse en el Estado.
El director general del grupo mediático Samanyolu –vinculado también a la secta religiosa Gülen- Hidayet Karaca era otro de los detenidos el domingo, así como un guionista y director de televisión que realizaba una controvertida serie para la cadena; el ex jefe de operaciones anti-terroristas del Departamento de Policía de Estambul Tufan Ergüder, y otros tres oficiales de policía en las provincias de Tunceli, Mardin y Şırnak fueron también detenidos, según informaron diversos medios.
Según anunció el domingo en un comunicado la Oficina del Fiscal de la República en Estambul, las detenciones llevadas a cabo tendrían por objetivo “recoger sus testimonios sobre los cargos de crear y dirigir una organización criminal”, y los detenidos estarían acusados de falsificar pruebas y evidencias y difundirlas sirviéndose de los medios de comunicación bajo su control con el objetivo último de socavar la autoridad del Estado. No obstante la fecha de la operación y la lista de posibles sospechosos que serían detenidos habían sido desvelados días atrás en la red social Twitter por alguien que bajo el pseudónimo “FuatAvni” -posiblemente también con vínculos con Gülen- afirmaba trabajar para el gobierno, posiblemente también con vínculos con Gülen.
Durante los últimos días y semanas tanto por parte del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan como desde el ejecutivo del primer ministro Ahmet Davutoğlu se había venido insistiendo en que se continuaría con la lucha contra el “Estado paralelo” dirigido por este clérigo religioso. “No habrá piedad”, aseguraba hace una semana a un grupo de empresarios en Estambul Erdoğan, que según investiga la fiscalía de Ankara pudo ser espiado junto con otros políticos del gobierno en su etapa como primer ministro.
Este pasado viernes –sólo dos días antes de la operación contra el diario Zaman- Erdoğan nuevamente volvía a arremeter contra Gülen y sus seguidores: “La ‘estructura paralela’ nunca ha actuado sola. Ese país en el sur (Siria) la usaba como una herramienta. Los partidos de la oposición y los elementos de la vieja Turquía apoyaron esta estructura”, insistió el presidente turco, quien acusó también a ciertos círculos del mundo empresarial de apoyar también al movimiento.
Reacciones políticas
El líder del principal partido de la oposición en Turquía, Kemal Kılıçdaroğlu, reaccionaba a las detenciones del domingo calificando la operación policial como un “golpe de Estado” y criticando la detención de periodistas. “El actual proceso no es algo que se dé en las democracias saludables. Esto es un proceso golpista. Las detenciones de periodistas y las redadas en emisoras de televisión a primera hora de la mañana no son algo que podamos aceptar bajo ninguna circunstancia”, insistió el líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP).
Desde el ejecutivo las primeras impresiones fueron sin embargo más comedidas, aunque también dispares. El ministro de salud Mehmet Müezzinoğlu, en declaraciones improvisadas a los periodistas realizadas desde la provincia de Edirne, subrayaba que Turquía es “un Estado de derecho” y que “si alguien hace algo malo, paga el precio”.
Por su parte el vice primer ministro Numan Kurtulmuş se refería a la operación recordando que se trataba de una investigación dirigida por la fiscalía y que aún había que esperar a conocer sus resultados: “No resulta apropiado hacer comentarios sobre esta investigación en este momento”, insistió a la prensa.
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