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Cultura

Entrevista a Rafael Carpintero, traductor al español de Orhan Pamuk

Rafael Carpintero Ortega

Rafael Carpintero Ortega | Fuente: Autor

27-01-2015 - 13:00 CET Francisco Olmos | Hispanatolia - Exclusiva

“Mis mayores retos con Pamuk han sido El Libro Negro y Me Llamo Rojo”

Coincidiendo con la publicación de la última novela de Orhan Pamuk, Rafael Carpintero Ortega (Córdoba, 1962), traductor español de cabecera de los grandes de la literatura turca, tuvo la amabilidad de atender a Hispanatolia. Con él hablamos sobre su relación con Pamuk, el panorama literario turco y su vida en Estambul.
 

Pregunta: Supongo que te lo habrán preguntado hasta la saciedad, ¿pero qué llevó a un cordobés a interesarse por el turco?

Respuesta: Siempre me ha interesado el funcionamiento de las lenguas. Por eso hice filología. En el bachillerato estudié latín y griego, en la facultad escogí árabe y en la especialidad, ya en la Autónoma de Madrid, descubrí el turco, que estaba más alejado del español todavía. Me gusta ver el sistema de lenguas que funcionan de forma completamente distinta a la nuestra.

P: ¿Qué aconsejarías a aquellos que quieran aventurarse con el turco?

R: Como con todas las lenguas, paciencia. Con el turco, además, es muy importante no tratar de traducir lo que queremos decir o lo que oímos (o leemos) porque, como he dicho antes, sus mecanismos son completamente distintos a los del español. Por desgracia, es algo que nuestros estudiantes hacen a menudo al intentar comunicarse en castellano con resultados nada óptimos.

"Explicarle a un empleado de banco en nuestro país que sigues siendo español aunque residas fuera, es de esas experiencias que todos deberían disfrutar"

P: Hablemos ahora de tu vida en Turquía. Llevas años viviendo allí, ¿hay algo a lo que todavía no te hayas acostumbrado?

R: Hay cosas a las que no me he acostumbrado pero que no son específicamente turcas. Por ejemplo, la burocracia. Sin embargo, cada verano puedo disfrutar de una burocracia parecida en España. En Turquía se nos trata como extranjeros porque somos extranjeros; en España, como residimos en el extranjero, se nos trata como tales. Explicarle a un empleado de banco en nuestro país que sigues siendo español aunque residas fuera, es de esas experiencias que todos deberían disfrutar.

P: ¿En qué crees que nos parecemos y en qué nos diferenciamos los turcos y los españoles?

R: La verdad es que no creo mucho en categorías tan generales. Pero, en general, tenemos un concepto de la vida bastante parecido y un poco chapucero.

P: Pasemos ahora a la literatura, has traducido las obras de grandes escritores turcos como Orhan Pamuk, Yaşar Kemal, Ahmet Hamdi Tanpınar… ¿Con cuál de ellas te quedas?

R: Como en realidad es una pregunta sobre gustos, voy a contestar de una forma completamente personal. De Pamuk me gustan La Casa del Silencio, porque fue la primera que me leí de él, y Me Llamo Rojo, porque sí y porque fue toda una experiencia traducirla. De Yaşar Kemal me quedo con La Furia del Monte Ararat porque me parece una novelita preciosa, como un cuento tradicional, que no lo es, aunque me gusta más la versión turca con las ilustraciones de Abidin Dino. De Tanpınar, como dice una amiga mía, o te gusta Paz o prefieres El Instituto para la Sincronización de los Relojes; yo soy de los segundos y me quedo con El Instituto porque tiene mucha mala uva y tendría que haberse entendido muy bien en España (que no). De otras obras que he traducido, me quedo con Dos Chicas de Estambul, de Perihan Mağden, porque también fue toda una experiencia traducirla y estoy muy satisfecho de cómo quedó.

P: ¿Crees que en el mundo hispanohablante se conoce lo suficiente la literatura turca?

R: Ni en el mundo hispanohablante ni en el resto del mundo. Ahora se están llevando a cabo una serie de iniciativas para promover internacionalmente la literatura turca, sobre todo subvencionando traducciones, pero siguen existiendo los dos eternos problemas: falta de traductores y falta de criterios que sirvan de guía a las editoriales.

"Los mayores retos de la traducción de libros son las tarifas y los plazos"

P: Hemos mencionado antes a Pamuk. Has sido el encargado de traducir gran parte de su obra al español, desde Cevdet Bey e Hijos hasta El Museo de la Inocencia, ¿cuál ha sido tu mayor reto?

R: Decía una compañera que los mayores retos de la traducción de libros (me gusta más que “literaria”) son las tarifas y los plazos, y es una verdad como un templo. Aparte de eso, los mayores retos con Pamuk, dos, fueron El Libro Negro, que es el estilo enrevesado y digresivo de Pamuk en su máxima expresión, y Me Llamo Rojo, que requirió una amplia labor de documentación sobre la ilustración de libros y tomar una serie de decisiones que podrían haber sido discutibles, pero que no quedaron mal. De todas formas, uno acaba acostumbrándose al estilo de determinado autor y acaba siendo más fácil traducirlo.

P: Los lectores conocen al Orhan Pamuk escritor a través de su libros, ¿conoce Rafael Carpintero a la persona detrás del escritor?

R: Sí lo conozco, nos hemos visto varias veces y nos tenemos bastante afecto (creo). Pidió conocerme cuando empecé la traducción de El Libro Negro porque había tenido algunos problemas con la editorial española. La traducción se retrasaba, no sé por qué, y cuando me ofrecí a hacerla, quiso conocerme en persona. Pidió mi currículum a su agencia y quedamos en su estudio. Yo ya había traducido La Casa del Silencio pero por aquel entonces no le daba mucha importancia a sus dos primeras novelas. Estuvimos hablando un rato, supongo que le convencí de que no iba a hacer un desastre con su novela y quedamos tan amigos. Se dejó para el final la última pregunta. Yo había hecho la tesis sobre Tahsin Yücel, un importante escritor y lingüista, que había escrito una crítica feroz de El Libro Negro en un momento en que todo el mundo lo ponía por las nubes. Feroz y muy detallada, todo hay que decirlo. Yo esperaba que no sacara a relucir a Tahsin Yücel, pero Pamuk me preguntó si había leído la crítica y no me quedó más remedio que contestarle que sí. Él tuvo el buen gusto de no preguntarme qué me había parecido. Años después, recordándolo, se reía diciendo: “Por lo menos, ese señor se leía mis libros y me criticaba por cómo escribo”.

P: Siguiendo con el Premio Nobel. Acaba de publicar en turco su última novela. ¿Serás el encargado de traducirla?

R: No, esta vez la va a traducir mi amigo Pablo Moreno. Como he dicho antes, uno de los grandes males de la traducción de libros son los plazos. Reconozco que soy un traductor lento, pero con mi trabajo principal, el de la universidad, me era imposible tenerla para cuando pedían. Además, tengo otros compromisos que cumplir. La verdad es que lo siento, pero de dónde no hay, no se puede sacar.
 

Rafael Carpintero Ortega es en la actualidad profesor docente en el departamento de filología española de la Universidad de Estambul. Estambuleño -como le gusta decir a él- desde hace 27 años, es todo un referente en la traducción del turco al español, dando muestra de ello las más de veinte obras en las que ha trabajado hasta el momento. 

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