Al menos cinco personas fueron puestas el viernes bajo custodia policial, incluyendo dos miembros de la tripulación y tres extranjeros, después de que un carguero de bandera turca fuera interceptado a última hora del jueves en el Estrecho de los Dardanelos transportando cerca de 350 inmigrantes ilegales que intentaban llegar hasta las costas europeas.
El barco, de 59 metros de eslora y bautizado como “Doğan Kartal”, fue localizado en aguas del Estrecho que une el Mar Egeo y el Mar de Mármara frente a las costas de la península de Galípoli, y de inmediato los guardacostas turcos iniciaron una tensa persecución después de que el carguero ignorase reiteradamente las advertencias para que se detuviese.
Tras una operación que obligó a cerrar el tráfico marítimo en el Estrecho de los Dardanelos –una de las principales rutas de navegación del mundo- los guardacostas logaron detener el navío abriendo fuego contra la sala de máquinas, inutilizando su timón. Según informaron medios turcos, parte de los inmigrantes que viajaban a bordo llegaron a amenazar al capitán para evitar que rindiera la nave.
En total 337 inmigrantes ilegales viajaban a bordo del carguero, la gran mayoría procedentes de Siria y entre los que se incluían 85 niños y 68 mujeres; transferidos a tierra, la policía continuaba el viernes los interrogatorios tras ser sometidos a una revisión médica. El gobernador de la provincia de Çanakkale, Ahmet Çınar, confirmó a la prensa que no se habían producido víctimas o heridos pese a la espectacularidad de la operación.
El ministro del interior de Italia, Angelino Alfano, agradeció por su parte a las autoridades turcas sus esfuerzos para impedir que este tipo de barcos que transportan inmigrantes ilegales llegasen hasta las costas italianas, destacando la cooperación que ambos países mantienen y que está logrando interceptar lo que se conoce como “barcos fantasma”, ya que habitualmente la tripulación abandona el navío al llegar a las costas de destino para evitar ser juzgados por trasladar a unos inmigrantes que, en algunos casos, llegan a pagar hasta 6.000 euros por persona a las mafias con la promesa de llegar a Europa.
Según datos recientes de ACNUR, unos 1.900 inmigrantes perdieron la vida en aguas del Mar Mediterráneo durante el pasado año intentando llegar a las costas de Europa, la mayoría procedentes de países de Oriente Medio y África con conflictos bélicos, incluyendo Siria y Libia. Sólo entre septiembre de 2014 y enero de 2015, un total de 15 “barcos fantasma” llegaron a aguas territoriales de Italia procedentes de Turquía.
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