Las ruinas de la antigua ciudad de Éfeso, ubicadas en la provincia turca de İzmir, se sumaron el domingo a la Lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO apenas 24 horas después de que también se incluyeran las murallas de la ciudad de Diyarbakır y su entorno, lo que eleva a 15 el número de lugares en Turquía con esta calificación.
El ministro de cultura turco Ömer Çelik se mostró muy satisfecho a través de su cuenta oficial en Twitter por las buenas noticias. “Acabamos de recibir la segunda buena noticia desde Alemania (donde se reunía el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO). Éfeso es ahora oficialmente patrimonio mundial”, escribió el ministro.
En declaraciones realizadas posteriormente a la agencia de noticias Anatolia, Çelik quiso subrayar también la importancia de la inclusión de dos importantes lugares arqueológicos de Turquía en esta lista en un momento en que el mundo se estremece por las destrucciones de patrimonio llevadas a cabo por el Daesh (el autoproclamado Estado Islámico).
“Mientras un grupo terrorista llamado Daesh destruye ciudades, resulta un mensaje muy importante contra esta barbarie que Turquía, como un país musulmán, haya logrado situar sus lugares en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad”, dijo el ministro.
Pese a su gran importancia histórica, sus monumentos, su nivel de conservación, y a ser objeto durante décadas del interés de millones de turistas, Éfeso llevaba intentando sin éxito desde 1994 situarse entre los lugares Patrimonio de la Humanidad, algo que sí logró sin embargo en 2014 su vecina del norte, la antigua Pérgamo (Bergama).
El origen de Éfeso se remonta al siglo VI antes de Cristo si bien logró su apogeo en época romana, y además de albergar en sus proximidades el Templo de Artemisa –una de las 7 maravillas de la Antigüedad- fue sede también de una de las 7 iglesias de Asia. La ciudad fue destruida en su mayor parte en el año 614 d.C. por un gran terremoto, y su importancia como centro comercial comenzó a declinar con el gradual retroceso de la línea costera, que acabó convirtiendo su antiguo y activo puerto en una marisma; para cuando los turcos selyúcidas la conquistaron en el año 1090, Éfeso era ya sólo una pequeña aldea sin importancia.
La primera vez que Turquía entró en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad fue en 1985, cuando se incluyeron el Parque Nacional de Göreme (en la región de la Capadocia), la Gran Mezquita de Divriği -ubicada en la provincia de Sivas- y la península histórica de Estambul. Las ruinas de Hattusha –antigua y legendaria capital de los hititas- se incluyeron en 1986, mientras que en 1987 lo hizo el emblemático Monte Nemrut y en 1988 las ruinas de Xanthos-Letoon, antigua capital de Licia.
La ciudad de Safranbolu, en la provincia de Karabük (Mar Negro), entró en la lista en 1994 por su magnífica arquitectura y casas de época otomana perfectamente conservadas, y cuatro años más tarde la UNESCO incluiría a las ruinas de la mítica ciudad de Troya; pero habría que esperar otros 13 años y al siglo XXI para ver un lugar de Turquía reconocido como Patrimonio de la Humanidad: sería en 2011 con la Mezquita de Selim (Selimiye) de Edirne, obra del genial arquitecto otomano Sinan.
En 2012 le llegaría el turno merecidamente a las excavaciones en el asentamiento neolítico de Çatalhöyük, una de las primeras ciudades de la Humanidad; por último en 2014 la UNESCO incluiría en su listado al centro histórico de Bursa y a la vecina aldea de Cumalıkızık (por su arquitectura típica otomana), así como a la antigua ciudad de Pérgamo --la moderna Bergama- que alberga restos de época helenística, romana, bizantina y otomana.
1 Comentarios
sandovalju762543 el Lunes, 22 de Julio de 2019 a las 20:40:19
holo
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