El ministro interino de Energía y Recursos Naturales, Ali Rıza Alaboyun, anunció el martes que la localidad de İğneada en la provincia turca de Kırklareli, cerca de la frontera con Bulgaria, será la ubicación de la tercera central nuclear que Turquía planea construir en los próximos años, sumándose así a los otros dos proyectos previstos para Akkuyu (Mersin) y Sinop.
En declaraciones realizadas a periodistas, Alaboyun confirmó que varias empresas chinas así como la estadounidense Westinghouse habían mostrado ya su interés por el proyecto, en el que también podrían participar firmas japonesas, según le transmitieron las autoridades niponas al presidente turco Recep Tayyip Erdoğan durante su reciente visita al país asiático. Japón ya participa de hecho en la construcción de la segunda central nuclear turca en la provincia de Sinop, en la costa del Mar Negro, a través de un consorcio franco-japonés formado por las empresas Areva y Mitsubishi.
İğneada es una pequeña localidad costera de apenas 2.000 habitantes ubicada en el distrito de Demirköy, en la región de la Tracia turca, y situada a sólo 10 kilómetros de la frontera sur de Bulgaria y a unos 200 kilómetros al noroeste de Estambul. La zona, a orillas del Mar Negro, basa su economía en la pesca y el turismo y es conocida por la belleza de sus playas y sus parajes naturales (incluyendo un Parque Nacional), por lo que la propuesta sin duda despertará las protestas de grupos ecologistas y de ciudadanos preocupados por su posible impacto ambiental.
Las autoridades turcas ya anunciaron hace un año el inicio de negociaciones entre la corporación estatal turca de electricidad Elektrik Üretim A.Ş., la compañía privada estadounidense Westinghouse y la compañía pública de tecnología nuclear de China (SNPTC) para construir la tercera planta atómica del país, cuyas obras se prevé se inicien hacia 2018 ó 2019.
Pese a la oposición que este tipo de energía despierta entre la opinión pública, el gobierno defiende los proyectos como parte de sus planes para diversificar las fuentes de energía y reducir su elevada dependencia de otros países. Para cubrir su creciente demanda energética, Turquía genera actualmente alrededor del 46% de su electricidad a través del gas natural, que necesita importar principalmente de Rusia. En 2013 el país euroasiático importó el 98% del gas y el 93% del petróleo, lo que le supone al Estado un gasto anual que ronda los 50.000 millones de euros.
0 Comentarios