Las autoridades turcas confirmaban el domingo la muerte de otra persona en Estambul a causa de la intoxicación por consumo de alcohol adulterado, elevando ya a 19 el número de víctimas por un problema que ha llevado al ministro de sanidad a alertar a los ciudadanos de que extremen las precauciones a la hora de adquirir bebidas alcohólicas, especialmente si estas se venden muy por debajo de su precio habitual.
Desde que se detectaran los primeros casos el pasado 18 de octubre, son ya más de 90 las personas que han sido hospitalizadas en Estambul por esta causa, de las cuales 15 permanecen ingresadas en estado grave en unidades de cuidados intensivos, según informaron responsables de sanidad de la ciudad. Los síntomas incluyen delirios, dolor estomacal agudo, vómitos y pérdida de visión, y los pacientes más graves presentan daños en riñones, hígado y ojos.
Los expertos están investigando las muestras tomadas de los pacientes afectados para determinar las causas del envenenamiento, aunque todo apunta a una partida de botellas de rakı –una bebida anisada de alta graduación muy popular en Turquía- que fueron adulteradas con alcohol metílico (metanol), mucho más barato que el etílico pero que resulta altamente tóxico para el organismo humano.
El sábado la policía turca informó que había detenido a 21 personas -14 de las cuales ingresaron posteriormente en prisión preventiva- acusadas de estar detrás de una red que elaboró y distribuyó el rakı adulterado, la mayoría del cual fue vendido en tiendas del distrito histórico de Fatih –en el casco antiguo de Estambul- a un precio hasta 12 veces inferior al normal, lo que lo hace muy atractivo especialmente para los consumidores con menos recursos. En los últimos días han sido confiscadas en distintas redadas cientos de botellas que contenían el alcohol adulterado.
El consumo de alcohol adulterado mezclado con metanol ya causó en Turquía la muerte a 22 personas hace diez años. Así mismo en 2011 cinco turistas rusos de un grupo de 14 que realizaban un tour turístico por el Egeo fallecieron tras ingerir alcohol ilegal durante una fiesta, un incidente que obligó a las autoridades turcas a confiscar unas 12.000 botellas de alcohol por todo el país ante la sospecha de que hubiese sido manipulado con metanol.
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