Turquía evitó un gran ataque terrorista durante la cumbre del G20 celebrada hace sólo unos días en la ciudad de Antalya, en la costa mediterránea del país, según informó la prensa turca citando fuentes de la fiscalía del Estado.
La información sobre los atentados, que militantes del Daesh planeaban llevar a cabo durante la reunión de líderes del G20 celebrada el fin de semana, formaba parte de los 27 ataques terroristas en 18 provincias que las fuerzas de seguridad turcas frustraron gracias a una reciente redada contra una célula terrorista del Estado Islámico (IS) en la provincia de Gaziantep. Durante la operación, que tuvo lugar horas antes del inicio de la cumbre, cinco policías resultaron heridos cuando uno de los terroristas se inmoló en el momento en que iban a entrar en su apartamento.
De acuerdo a los documentos obtenidos por la policía durante la operación, puesta en marcha en el marco de la investigación por el doble atentado suicida que dejó el pasado 10 de octubre 103 muertos en Ankara, los miembros del IS habían estado inspeccionando previamente el hotel donde los líderes de la cumbre del G20 se alojarían. Fue la oficina del fiscal del Estado en Ankara la que dio la voz de alarma, tras los datos recuperados en la redada, para que se tomaran medidas adicionales de seguridad durante la cumbre, celebrada en el distrito de Belek entre el 15 y el 16 de noviembre.
En un ordenador perteneciente al considerado como líder de la célula del Daesh en Gaziantep, identificado como Yunus Durmaz, aparecían planes para llevar a cabo varios atentados en lugares públicos en las ciudades de Estambul e İzmir. Los ataques terroristas tenían por objetivo también a comunidades y minorías religiosas en Turquía, incluyendo judíos y alevíes, así como a varias organizaciones de izquierda.
Esta noticia se da a conocer después de que el miércoles varios medios turcos y extranjeros publicasen que Brahim Abdeslam, el terrorista que se inmoló en el Boulevard Voltaire durante los atentados de París, fue deportado por Turquía a principios de 2015 por intentar unirse a las filas del IS.
Según las informaciones publicadas Brahim y su hermano Salah –éste último aún buscado por la policía- fueron expulsados del país por las autoridades turcas cuando ambos intentaron cruzar la frontera turco-siria para unirse a las filas del Daesh, pese a que en su momento alegaron que sólo pretendían “ir a Estambul” a hacer turismo. A su vuelta las autoridades belgas los interrogaron, pero a pesar de reconocer que se habían radicalizado no los consideraron peligrosos ni informaron sobre ellos a Francia.
La mayoría de los extranjeros que viajan a Turquía para cruzar la frontera con Siria y unirse al IS llegan por avión hasta Estambul, donde tienen instrucciones de hacerse pasar por turistas. La ruta normalmente les lleva en autobús desde esta ciudad hasta la frontera, en el sureste del país.
Precisamente el martes la policía turca detenía a ocho ciudadanos marroquíes que habían llegado a Estambul en un vuelo desde Casablanca simulando ser turistas que iban a pasar unos días en la ciudad del Bósforo. Su coartada sin embargo se vino abajo cuando la policía, tras un interrogatorio en el aeropuerto, descubrió que sus supuestas reservas hoteleras eran falsas así como un mapa detallado con una ruta para viajar desde el oeste de Turquía hasta Europa. Varios de ellos fueron deportados el jueves como sospechosos de intentar unirse al IS, mientras que el resto continúan detenidos por la policía.
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