Dos compañías aéreas turcas anunciaban el martes la suspensión temporal de sus vuelos a Rusia a causa de las dificultades que están sufriendo por los obstáculos que las autoridades rusas imponen a la hora de conceder visados a sus tripulaciones de cabina.
La aerolínea low-cost Pegasus anunciaba la cancelación de todos sus vuelos al menos hasta el 13 de enero en un comunicado escrito, “dado que nuestra empresa no ha conseguido obtener una respuesta positiva a las solicitudes de visado para sus tripulaciones”, añadiendo que todos los pasajeros afectados serían compensados económicamente.
Por su parte la compañía también de bajo coste Onur Air comunicaba también la suspensión hasta el 14 de enero de sus conexiones con la ciudad rusa de Nalchik, en el Cáucaso ruso, debido a problemas similares. Por ahora sin embargo la aerolínea nacional turca Turkish Airlines mantendrá sus vuelos a Rusia, dado que había adquirido con anterioridad sus visados.
Según informó la prensa turca el origen del problema reside en la decisión adoptada por las autoridades rusas de suspender a partir de enero de 2016 el régimen de libre visado que hasta ahora mantenía con Turquía, a raíz de la crisis desatada entre ambos países por el derribo de un caza ruso que se internó en territorio turco a finales de noviembre.
Además de esta medida, Moscú anunció que comenzaría también a exigir visado a las tripulaciones de cabina de vuelos procedentes de Turquía con destino a Rusia, en una decisión sin precedentes que contraviene las normas de la Organización de Aviación Civil Internacional de las Naciones Unidas (ICAO), que estipulan que las tripulaciones de aviones están exentas de visado y pueden permanecer hasta varios días en los países de destino mediante un permiso especial.
De acuerdo a la información publicada en medios turcos, Rusia se habría negado también a ofrecer autorización para aterrizar a los jets privados procedentes de Turquía, obligándoles a tomar tierra en Bulgaria antes de solicitar permiso a las autoridades rusas.
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