A medida que van saliendo informaciones tras el fallido golpe de Estado perpetrado en la noche del viernes 15 de julio por una facción del ejército turco, se van conociendo algunos detalles que revelan los momentos especialmente difíciles que se vivieron ese día.
Fuentes de seguridad han confirmado que el avión que transportaba al presidente turco desde la costa suroeste de Turquía hasta Estambul, en el momento álgido del golpe, fue acosado por dos cazas F-16 en poder de los golpistas que tuvieron la aeronave en sus puntos de mira.
Erdoğan regresaba entonces en un pequeño jet oficial desde la localidad turística de Marmaris, en la costa sur del Egeo, donde se encontraba pasando sus vacaciones en un hotel que fue atacado por los golpistas, hacia Estambul, donde había pedido a los ciudadanos que salieran a la calle e hicieran frente al levantamiento militar. En aquel momento los militares leales al golpe de Estado controlaban los puentes del Bósforo y el aeropuerto internacional Atatürk, y habían bombardeado varios cuarteles militares y de la policía así como el edificio del parlamento en Ankara.
Según fuentes militares citadas por medios, “al menos dos F-16 acosaron el avión de Erdoğan mientras estaba en el aire en ruta a Estambul. Fijaron sus radares en su avión y en otros dos F-16 que lo escoltaban”. Otro comandante de las fuerzas aéreas turcas que no quiso dar su nombre confirmó que el avión del presidente turco sufrió “problemas mientras estaba en el aire” aunque sin dar más detalles.
Durante una entrevista concedida el fin de semana a la televisión, el ministro de Justicia turco Bekir Bozdağ sí quiso dar detalles sobre los momentos más duros vividos en la noche del golpe, pese a que reconoció que el propio Erdoğan le había pedido que no lo hiciera. Bozdağ aseguró que el presidente turco arriesgó su vida volando hasta Estambul secretamente mientras los golpistas aún controlaban parte del espacio aéreo y el principal aeropuerto de la ciudad.
Según explicó el ministro, Erdoğan decidió trasladarse a Estambul para reunirse con los miles de personas que habían salido a las calles tras su llamamiento a través de la televisión y que habían acudido también al aeropuerto Atatürk, controlado por los soldados que participaban en el golpe.
“Erdoğan preguntó al piloto de su avión privado si podía aterrizar (en Atatürk) utilizando únicamente las luces del avión y sin un permiso para aterrizar de la torre de control del aeropuerto”, dijo Bozdağ. “El piloto dijo que el aterrizaje era posible, pero advirtió a Erdoğan que era arriesgado. El presidente ordenó al piloto que aun así volara a Estambul, y mientras el pueblo turco expulsó del aeropuerto a los soldados golpistas”, añadió el ministro en una entrevista televisada.
El propio Erdoğan había escapado poco antes de la muerte cuando los militares que apoyaban el golpe de Estado bombardearon por tierra y aire el hotel donde se encontraba de vacaciones en la localidad de Marmaris, del que había salido tan sólo minutos antes. “El presidente escapó de la muerte por minutos”, confirmó una fuente de las Fuerzas Armadas Turcas que quiso permanecer en el anonimato.
Alrededor de 25 soldados descendieron por cuerdas desde helicópteros al hotel abriendo fuego, enfrentándose posteriormente a la policía, según informó la cadena de televisión privada CNN Türk. El primer ministro Binali Yıldırım también fue objeto de un ataque estando en Estambul durante la noche del golpe, confirmaron fuentes de seguridad turcas sin dar más detalles al respecto.
Concretamente una de las principales bases aéreas utilizadas por los golpistas y que sirvió también como su centro de mando fue la base de Akıncı, situada a unos 50 kilómetros al noroeste de Ankara, donde al menos 15 pilotos de F-16 estaban a las órdenes de los responsables del golpe de Estado. Estos cazas volaron sobre Estambul y Ankara en varias ocasiones durante la noche del viernes, bombardeando desde al aire varios objetivos.
Precisamente el domingo el presidente Erdoğan ordenó que cazas F-16 patrullaran regularmente el espacio aéreo de Turquía por motivos de seguridad, con órdenes de disparar contra cualquier aeronave potencialmente hostil.
El mismo día y por segundo día consecutivo, las principales ciudades de Turquía y especialmente Estambul, İzmir y Ankara eran testigo de manifestaciones masivas contra el golpe en la que cientos de miles de personas permanecieron hasta altas horas de la madrugada.
Los golpistas quisieron obligar al jefe del ejército a firmar una declaración
Fue precisamente en Akıncı donde el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Turcas (TSK), el general Hulusi Akar, fue retenido como rehén tras haber sido secuestrado por los golpistas en la noche del viernes. Fue el propio secretario de Akar, el general mayor Mehmet Dişli, junto con varios ayudantes que estaban del lado de los responsables del alzamiento militar, quienes intentaron obligar al jefe de las fuerzas armadas a firmar una declaración autorizando el golpe y a leerla a través de un comunicado público.
Ante la negativa de Akar, Dişli apuntó una pistola contra el general e intentó obligarle físicamente a firmar la declaración colocando un cinturón en su cuello y apretándoselo hasta casi ahogarle. Como Akar continuaba negándose a firmar, el general de brigada Mehmet Partigöç quiso intentar convencerlo diciéndole “Comandante, firme la declaración, verá que pasan cosas muy buenas”, pese a lo cual el jefe del ejército continuó negándose. Akar sería rescatado horas más tarde de la base aérea de Akıncı durante la madrugada del sábado, cuando miles de personas habían salido a la calle para protestar contra el golpe y éste parecía ya fracasado.
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