La esposa de Oleg Peshkov, la viuda del piloto ruso fallecido el 24 de noviembre de 2015 después de que cazas F-16 del ejército turco derribaran su avión SU-24 tras internarse en el espacio aéreo de Turquía cuando bombardeaba el norte de Siria, ha asegurado estar dispuesta a reunirse con el ministro de exteriores turco, Mevlüt Çavuşoğlu, después de que éste expresara su deseo de mantener un encuentro con ella.
En declaraciones realizadas el jueves al canal estatal de televisión ruso Rossiya-24, Elena Peshkova dijo estar preparada para encontrarse con el canciller turco, que un día antes había asegurado que él y su propia esposa deseaban reunirse con la viuda. “A pesar de los momentos tan tristes que mi familia ha pasado, viajaremos a Moscú para unirnos a la reunión con Çavuşoğlu”, dijo Peskhova.
“Queremos tener un gesto con la familia del piloto. Sergei Lavrov (ministro de exteriores ruso) me dijo que Rusia ya había hecho todo así que no era necesario tener un gesto. Pero yo dije que mi esposa y yo podríamos visitar a la mujer del piloto, si ella está de acuerdo, y transmitirle una vez más nuestro pesar (por el incidente)”, declaró el ministro turco durante una entrevista emitida el miércoles por la misma cadena.
El derribo del avión ruso hace ahora casi un año, que tanto Turquía como sus aliados justificaron como una invasión de su espacio aéreo pese a que Moscú siempre ha rechazado esta versión, desató una brusca ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países y una serie de duras sanciones económicas y políticas contra Ankara por parte del Kremlin, que boicoteó la importación de productos turcos y prohibió la contratación de paquetes turísticos con destino a Turquía.
Sin embargo, una carta de condolencias enviada por el presidente turco a su homólogo ruso Vladimir Putin el pasado junio en la que expresaba su pesar por el incidente inició un nuevo acercamiento entre ambos países, a los que la ruptura de sus estrechos lazos económicos y políticos había perjudicado mutuamente, según reconoció posteriormente el propio Putin.
No obstante un sondeo llevado a cabo en mayo en Turquía reveló que casi el 60% de los ciudadanos turcos consideraban que, a pesar del impacto de las sanciones rusas, su país había hecho lo correcto al derribar el avión de combate ruso, como forma de demostrar que Turquía era una gran potencia y que estaba dispuesta a proteger sus fronteras.
En una especie de ceremonia pública emitida en directo por la televisión estatal rusa, Rusia inició a mediados de diciembre de 2015 el examen de las cajas negras del caza asegurando que los datos contenidos en ellas corroborarían su versión de que el avión no había entrado en Turquía; sin embargo y sólo unos pocos días después, la comisión de investigación rusa encargada de su análisis informó que resultaba prácticamente imposible restaurar y leer los datos de las cajas negras. El veredicto, desmentido por varios expertos turcos e internacionales, fue interpretado en Ankara como una confirmación de que los registros de las cajas negras rusas corroboraban la versión de Turquía.
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