La Dirección General de Seguridad de Turquía ha remitido instrucciones a todas sus delegaciones en las 81 provincias del país detallando que tanto conductores como pasajeros de Uber, la conocida red de transporte privado en la que conductores y pasajeros contactan a través de una aplicación móvil, sean multados por ofrecer o utilizar servicios de taxi sin licencia.
Según informó la prensa turca, la orden habría sido emitida el pasado 12 de diciembre y estipula que si se identifica a un conductor de Uber trasladando a pasajeros en un vehículo que no sea de su propiedad, podrá ser multado con una sanción de 2.532 liras –unos 687 euros- que será aumentada a 4.220 liras –unos 1.145 euros- si se comete una segunda infracción.
En el caso de que el conductor identificado como un chófer de Uber sea el propietario del vehículo, recibirá una notificación de tráfico y el vehículo en cuestión será inmovilizado por un período de 60 días. Los pasajeros o usuarios del servicio también recibirán además una multa, que será de 281 liras, unos 76 euros.
Antes del 12 de diciembre, los vehículos de Uber que fueran interceptados transportando a pasajeros eran inmovilizados durante 60 días, al margen de que sus conductores fueran o no los propietarios. La semana pasada la policía de tráfico interceptó a un vehículo tipo “UberXL” transportando a un grupo de personas e impuso una multa a sus pasajeros, una sanción que pagó finalmente Uber.
Se pretende recordar así que el permiso para acordar traslados de pasajeros se limita únicamente a vehículos con licencia de taxi, minibuses con matrícula “M”, y autobuses públicos y municipales. Las autoridades turcas argumentan que los vehículos y conductores que operan bajo la red Uber carecen de la autorización requerida para ofrecer servicios de taxi, por lo que sus acciones equivalen a las de los llamados “taxis piratas”.
Una visión con la que coinciden las asociaciones de taxistas del país, que recuerdan que ellos deben pagar costosísimas licencias e impuestos que los conductores de Uber se saltan desde que este servicio comenzara a llegar a Turquía en 2014. Los conductores turcos de taxi denuncian que la compañía con sede en Estados Unidos aprovecha los huecos legales y la falta de inspecciones para operar en el país, pese a que sus servicios se centran por el momento principalmente en Estambul.
Y es que durante años los taxistas, especialmente en grandes ciudades como Estambul, han denunciado y perseguido la proliferación de “taxis piratas” que operaban sin las licencias necesarias: una práctica que con los años ha ido desapareciendo gracias a una mayor persecución policial y a la imposición de fuertes multas a estos conductores ilegales. Sin embargo la llegada de Uber ha vuelto a popularizar esta práctica enmascarada bajo un manto de aparente legalidad.
“Es algo que perjudica los intereses de los taxistas. No tienen ninguno de los permisos o licencias que son exclusivos para los taxis”, declaró Hüseyin Duman, presidente de la Asociación Unida de Conductores de Taxi, acusando a Uber de competencia desleal. “No cumplen por tanto con las condiciones de trabajo que se fijan en las regulaciones para los conductores de taxis, y evaden tasas e impuestos que son obligatorias para los taxistas legales. Acuerdan tarifas de taxi sin ningún tipo de regulación. Esto, es similar a los taxis piratas, y nos causa una pérdida de clientes”, denunció Duman.
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