El ministro de exteriores finlandés, Timo Soini, reafirmó el miércoles el respaldado de su país a la plena incorporación de Turquía a la Unión Europea en unas declaraciones hechas durante su visita a Ankara.

“Mi país quiere una Turquía cercana a Europa y a sus valores”, dijo Soini, durante el tercer día de la 9ª Conferencia de Embajadores que se celebra entre el 8 y el 14 de enero en la capital turca, donde además definió a Finlandia como un amigo “incondicional” de Turquía, país con el que Helsinki mantiene un diálogo “abierto”.

Soini resaltó que Turquía y Finlandia comparten los mismos valores democráticos, además de los “importantes” intereses mutuos que existen entre la UE y Turquía. “Tanto Turquía como la UE se beneficiarían de la continuidad de las negociaciones de adhesión. Finlandia considera las negociaciones de adhesión de Turquía a la UE muy importantes”, dijo Soini.

El ministro de exteriores finlandés, que insistió en el deseo de Finlandia de “desarrollar la cooperación con Turquía”, elogió también los esfuerzos de este país con los refugiados, más de tres millones de los cuales -la gran mayoría sirios- han sido acogidos por Turquía.

Antes del discurso ofrecido por Soini durante la conferencia, su homólogo turco Mevlüt Çavuşoğlu agradeció igualmente el papel de Finlandia como el país que más firmemente ha respaldado la pertenencia de Turquía a la Unión Europea. “Finlandia y Turquía han cooperado en muchos ámbitos no sólo en Europa, sino también más allá”, resaltó Çavuşoğlu.

La relación de Turquía con la antigua Comunidad Europea se remonta a principios de los años 60, cuando en 1963 se firmó el tratado de asociación CE-Turquía, el llamado Acuerdo de Ankara. En 1987 el país euroasiático presentó su candidatura formal para entrar en la Comunidad Económica Europea (CEE), la organización precursora de la Unión Europea (UE).

Turquía inició oficialmente las negociaciones de adhesión a la UE en 2005, aunque desde entonces apenas ha habido avances en los 35 capítulos de que constan las negociaciones, en gran parte a causa de las presiones políticas de varios países –incluyendo Francia y Alemania- que rechazan la integración de Turquía como miembro de pleno derecho de la UE.