El primer ministro turco, Binali Yıldırım, confirmó este fin de semana que la operación para capturar la autoproclamada capital del Daesh, la ciudad siria de Raqqa, se inició en la noche del viernes 2 de junio, después de que Washington informara a Ankara sobre la puesta en marcha de la ofensiva respaldada por Estados Unidos.
“La operación de Raqqa, previamente planeada, fue puesta en marcha en la noche del 2 de junio. Los Estados Unidos nos trasladaron la información necesaria sobre el tema antes del inicio de la operación”, dijo Yıldırım en declaraciones a representantes de los medios de comunicación realizadas a última hora del sábado.
El grueso de las fuerzas terrestres lo componen elementos de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), brazo armado del Partido de la Unión Democrática (PYD) que Turquía afirma que no es más que la rama siria de la organización armada Partido de los Trabajadores del Kurdistán, considerado un grupo terrorista tanto por Ankara como por Washington. Sin embargo la Casa Blanca rechaza reconocer como tal al PYD/YPG, que opera bajo la bandera de la coalición denominada Fuerzas Democráticas Sirias (SDF).
Precisamente el Pentágono anunció a mediados de mayo la entrega de armamento pesado al YPG –desatando las iras de Turquía- para la ofensiva sobre Raqqa, que el YPG ha estado tratando de rodear en los últimos meses, aislando la capital y principal ciudad aún en manos del autoproclamado Estado Islámico (Daesh, por su denominación en árabe). En la operación, el YPG contará con un fuerte apoyo aéreo de la coalición internacional contra el Daesh liderada por Estados Unidos.
Sin bien hasta la fecha no ha habido un anuncio oficial de la coalición contra el Daesh sobre el inicio de la operación para tomar Raqqa, a partir de las filtraciones a la prensa turca realizadas el fin de semana por fuentes diplomáticas se supo que la ofensiva iba a iniciarse en cuestión de horas.
A este respecto, el primer ministro turco reiteró el sábado desde Ankara que Turquía no aprobaba la decisión de la administración Trump de recurrir al YPG como la fuerza terrestre contra el Daesh en Raqqa. “Ellos nos han dicho que no era una decisión, sino una obligación (por no disponer de otra fuerza sobre el terreno), y que no continuarán su cooperación con el YPG tras esta operación, dado que se trata de una cooperación táctica”, afirmó Yıldırım, añadiendo sobre las armas entregadas al YPG que Washington había dado garantías a Turquía de que “serán específicamente monitorizadas”.
Pese a ello, Yıldırım volvió a advertir sobre esta cuestión que Turquía no dudará en tomar sus propias medidas en caso de que tanto el YPG como cualquier otro grupo en Siria supongan una amenaza para su seguridad nacional, volviendo a poner sobre la mesa la idea de una nueva intervención militar en el norte de Siria tras la reciente conclusión de la operación “Escudo del Éufrates”.
“Nosotros tenemos una estrategia que no ha cambiado. Donde quiera que estén, dentro o fuera de nuestro país, y cualesquiera que sean sus nombres... Todas las organizaciones terroristas son iguales para nosotros, y todas ellas son nuestro objetivo. No dudaremos en tomar las acciones necesarias por nuestra seguridad, dentro y fuera de nuestro país. Lo hemos hecho en el pasado, y lo haremos de nuevo si es necesario”, subrayó el primer ministro turco.
Yıldırım mostró sobre este tema su confianza en que los socios y aliados de Turquía algún día se den cuenta de que el PKK y el PYD/YPG son lo mismo o, tal y como él mismo lo explicó, tienen una relación como la que puedan tener un tío y un sobrino: “Quizás lo saben (que son la misma organización), pero es algo que no sirve a sus intereses. Ellos lo saben perfectamente, pero no podían designarlo (al YPG) como una organización terrorista porque se están aprovechando de ellos (para combatir al Daesh en Siria)”, concluyó.
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