El movimiento religioso dirigido por el clérigo islámico Fethullah Gülen, acusado en Turquía de intentar infiltrarse durante décadas en las estructuras del Estado y de estar detrás del fallido golpe de Estado de julio de 2016, está usando América Latina para reorganizarse tras las persecuciones a que ha sido sometido en Turquía y que han desmontado su entramado financiero y organizativo en su país de origen.
Así lo aseguró en declaraciones realizadas recientemente a la agencia de noticias Anatolia el coordinador para Colombia de la agencia nacional de cooperación de Turquía (TİKA), Mehmet Özkan, quien asegura que la organización FETÖ (Organización Terrorista de Fethullah, tal como se denomina oficialmente al movimiento religioso Hizmet liderado por Gülen) ya se ha hecho fuerte en países como Brasil o Argentina, y está intentando fortalecer su organización en Colombia.
Según Özkan, quien es además un experto en relaciones internacionales y profesor en la Academia de Policía Turca en Ankara, un gran número de miembros de la secta dirigida por Fethullah Gülen huyeron a Latinoamérica tras el fracaso del golpe de Estado perpetrado entre la noche del 15 y la madrugada del 16 de julio de 2016, y ahora estarían intentando en el nuevo continente “reestructurarse para prepararse para sus próximas acciones”, intentando pasar desapercibidos en un lugar del mundo “donde permanezcan fuera de la vista”.
“Esto es algo que están haciendo de manera secreta. Podemos llamarlo más un reagrupamiento o un reposicionamiento”, explicó Özkan, añadiendo que tiene conocimiento de informes de inteligencia que apuntan a que miembros de la secta habrían pedido asilo a través de la oficina en Colombia de la agencia de refugiados de la ONU (ACNUR).
“Los ciudadanos turcos no necesitan un visado para visitar los países de América Latina. Tampoco necesitan un visado para viajar desde allí a Estados Unidos”, destacó el profesor, señalando que mientras que algunos de los seguidores de Gülen huidos de Turquía han decidido permanecer en países de Latinoamérica, otros han viajado a Estados Unidos, donde reside –en un rancho aislado en el Estado de Pensilvania- el propio Gülen.
“En cierto sentido, están usando la región como un punto de escala. Se sienten muy confortables (en América Latina) dado que no hay muchos turcos que puedan vigilar sus movimientos. Así que pueden operar en estos países más fácilmente”, aseguró Özkan.
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