Hace una semana semana la ministra de exteriores de Austria, Karin Kneissl, daba las gracias a través de su cuenta oficial en Twitter al gobierno turco por permitir a los arqueólogos austriacos reanudar las excavaciones en las ruinas de la antigua ciudad de Éfeso, situadas al oeste de Turquía y que constituyen uno de los principales destinos turísticos del país.
Kneissl afirmó estar “encantada” de ver que los expertos austriacos podrán reanudar su “importante trabajo” en la antigua ciudad, declarada en 2015 Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. “Gracias Mevlüt Çavuşoğlu por este bueno y concreto resultado tras nuestra primera reunión en Estambul el pasado enero”, dijo la ministra refiriéndose a su homólogo turco.
La grave crisis diplomática que se desató a mediados de 2016 entre los gobiernos de ambos países –que incluyó la retirada del embajador turco en Viena- provocó que en octubre de ese año las autoridades turcas cancelasen los trabajos desarrollados en Éfeso por Instituto Arqueológico de Austria, que ha estado encabezando las excavaciones en el lugar durante los últimos años, y que pasaron a estar dirigidas por responsables del Museo de Éfeso en Selçuk y del Ministerio de Cultura de Turquia.
Las declaraciones de varios miembros del gobierno austriaco tildadas de “racistas” por Ankara, las críticas al gobierno turco tras el fallido golpe de Estado, la firme oposición de Viena a las negociaciones para la entrada de Turquía en la UE, las presiones contra la minoría turca en Austria, la permisividad con los simpatizantes del grupo terrorista PKK o la prohibición de que políticos turcos hagan campaña en Austria, han sido algunas de las muchas razones que han dañado seriamente los lazos bilaterales.
Las relaciones experimentaron sin embargo una mejora a raíz de la visita que el pasado mes de enero realizó a Turquía la ministra Kneissl, que se vio correspondida por una visita a Austria en marzo del ministro de exteriores turco Çavuşoğlu, y ambos gobiernos acordaron dar varios pasos para normalizar sus relaciones.
Una ciudad con 3.000 años de historia
La fundación de Éfeso se remonta a un grupo de colonos griegos que se asentaron en el lugar en el siglo X antes de Cristo, si bien la ciudad logró su apogeo en época romana, gracias a su importante y vital puerto. Éfeso albergaba en sus proximidades el Templo de Artemisa –una de las 7 maravillas de la Antigüedad- y fue sede también de una de las 7 iglesias de Asia que se cita en el Apocalipsis.
La ciudad fue destruida en su mayor parte en el año 614 d.C. por un gran terremoto, y su importancia como centro comercial comenzó a declinar con el gradual retroceso de la línea costera a medida que los sedimentos del río iban colmatando su puerto, que acabó convirtiéndose en la marisma que es hoy día; para cuando los turcos selyúcidas la conquistaron en el año 1090, Éfeso era ya sólo una pequeña aldea sin ninguna importancia y apenas una sombra de lo que había sido siglos atrás.
Las ruinas de Éfeso son uno de los principales destinos elegidos por los turistas que visitan Turquía, especialmente para aquellos que viajan en alguno de los cruceros que atracan en el cercano puerto de Kuşadası. La UNESCO se refiere a Éfeso como una de las 12 ciudades que componían la antigua Liga Jónica y la tercera mayor ciudad de Asia Menor en época romana.
Sede de varios concilios cristianos en el siglo V, la Biblioteca de Celso, el Templo de Adriano, el Odeón o el Gran Teatro –desde el que parte la antigua vía que desembocaba en su puerto- son algunos de los principales monumentos que pueden contemplar aún hoy quienes visitan sus ruinas.
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