Un grupo de expertos del museo arqueológico de Adıyaman, una provincia situada en el sureste de Turquía, confirmaron el lunes el descubrimiento de los restos de una antigua torre de vigilancia fronteriza construida en tiempos del Imperio Romano.
Según informó la prensa turca el hallazgo se produjo por casualidad cuando un grupo de personas que caminaban por una zona montañosa en el distrito de Gerger, en el extremo noreste de la provincia, vieron los restos de una construcción que parecía ser antigua y decidieron avisar a las autoridades.
Tras inspeccionar el lugar, un equipo del museo de Adıyaman concluyó que se trataba de una torre de vigilancia de unos 2.000 años de antigüedad construida en tiempos del dominio romano de la región.
Dada su situación geográfica, es muy posible que formara parte del sistema de vigilancia y defensa de las fronteras en la región al norte del río Éufrates, donde se situó durante siglos la línea divisoria entre el Imperio Romano y Partia, la potencia dominante en Oriente Medio en aquella época tras la caída del imperio de Alejandro Magno y sus sucesores, y que a partir de mediados del siglo III sería sucedida por Persia.
Los restos de la torre tienen en la actualidad 5 metros de altura aunque originalmente su altura sería mayor, mientras que su base ocupa unos 9 metros cuadrados. Construida con enormes rocas de entre 400 y 800 kilos de peso cada una, sobre la puerta de entrada a la estructura –orientada al este- está grabada una imagen de una espada.
En declaraciones a medios locales el viceconservador del museo, Mehmet Alkan, destacó de este hallazgo que la mayor parte de la construcción de la torre permanece intacta, tal y como era hace dos milenios, añadiendo que la torre será ahora catalogada para garantizar su protección.
En la antigüedad en esta región se situaba la ciudad de Arsamea, construida a mediados del siglo VI antes de Cristo por un sátrapa del antiguo reino hitita de Comagene. Tras la conquista de Alejandro Magno el reino pasó a formar parte del Imperio Seléucida que le sucedió, pero con la expansión romana y tras la muerte en el año 17 d.C. del rey helenístico Antíoco III, el emperador Tiberio anexionó Comagene a la provincia romana de Siria.
Posteriormente la región fue dominada en los siglos sucesivos por los bizantinos, árabes, y finalmente por los turcos, que llegaron a la zona a partir de 1114.
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