Miles de turcos recordaron en la madrugada del viernes entre lágrimas a los fallecidos en el terrible terremoto que sacudió en 1999 durante 45 segundos la región del Mármara, al noroeste de Turquía, dejando tras de sí un rastro de destrucción y 17.480 muertos, además de decenas de miles de heridos –algunos de ellos con lesiones de por vida- y cientos de miles de personas sin hogar.
En una ceremonia en Adapazarı, en la provincia de Sakarya, muchos de los asistentes no pudieron contener las lágrimas cuando el imam comenzó a recitar versos del Corán a las 3:02 de la madrugada, la hora exacta a la que se desató el seísmo hace ahora 19 años. Por toda la región del Mármara se produjeron ceremonias similares, incluyendo en localidades como Estambul, Yalova, İzmitö o Gölcük, donde tuvo lugar precisamente el epicentro del temblor ocurrido el 17 de agosto de 1999.
Uno de los presentes, Suat Beyenal, contó a la agencia de noticias Demirören que su esposa había sido una de las fallecidas en la tragedia. “Yo estaba en Australia cuando se produjo el terremoto. Me dijeron que encontraron a mi esposa tres días más tarde. La enterraron sin mí. Yo sólo pude regresar dos días más tarde”, contó el hombre.
En declaraciones a la agencia de noticias Anatolia, el director en Kocaeli de la Agencia de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), Salim Tekoğul, contó que el nivel de preparación ante los terremotos que tiene hoy día en Turquía es tremendamente superior en comparación con el que existía en 1999.
“Todo el mundo acepta que hubo una enorme falta de coordinación entonces en las tareas de búsqueda y rescate”, explicó Tekoğul, que perdió a varios de sus familiares en la tragedia. Precisamente la AFAD fue creada en 2009 para centralizar todos los organismos encargados de responder a emergencias y dar una respuesta más coordinada y efectiva.
Años después del gran terremoto del Mármara, son muchos los cambios que ha sufrido Turquía al respecto. Además de la creación de la propia AFAD, existe la obligación de contratar seguros contra los seísmos y hay campañas para concienciar e informar a la opinión pública sobre cómo prepararse ante esta eventualidad.
Además el gobierno ha puesto en marcha ambiciosos planes de transformación urbanística que incluyen la demolición por todo el país de miles y miles de edificios construidos sin la resistencia necesaria y que no están preparados para soportar un terremoto. Pero aun así, hay muchos expertos que creen que no se está haciendo lo suficiente y que muchas de estas medidas se están implementando tarde.
Según los estudios llevados a cabo tras el terremoto de 1999, un total de 120.000 casas de construcción deficiente quedaron dañadas sin posibilidad de ser reparadas, mientras que otras 30.000 viviendas sufrieron daños graves; en total 2.000 edificios se vinieron abajo, y 4.0000 edificios más resultaron dañados gravemente. Se calcula que unas 300.000 personas perdieron sus hogares tras aquella tragedia.
En Estambul, el distrito europeo de Avcılar fue uno de los más afectados y cientos de personas perdieron la vida cuando sus casas se derrumbaron por los temblores. Desde entonces ha habido varios estudios que hablan sobre la probabilidad –casi certeza- de que la gran metrópolis turca de 15 millones de habitantes sufra un “Big One” de intensidad superior a 7 grados, aunque los expertos no se ponen de acuerdo en si es cuestión de unas pocas décadas o unos pocos siglos.
Precisamente esta semana se daba a conocer un informe elaborado por el centro de coordinación contra terremotos de la AFAD que afirma que un terremoto de magnitud 7,6 en la escala Richter y que afectase a Estambul, podría cobrarse la vida de entre 26.000 y 30.000 personas.
El hecho es que Turquía es uno de los países más activos sísmicamente del mundo y está atravesado por múltiples fallas, siendo la más peligrosa la conocida como Falla Anatolia Norte –la misma que provocó el seísmo de 1999- que es donde se junta las placas tectónicas de Eurasia y Anatolia. El último gran seísmo que sufrió el país ocurrió en 2011 en la provincia de Van, en el extremo oriental de Anatolia, cuando un terremoto de 7,2 grados seguido por varias réplicas arrasó la región dejando más de 600 muertos.
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