Más de 104.000 turistas turcos y extranjeros visitaron las famosas terrazas blancas de caliza y travertino de Pamukkale y las anexas ruinas de la ciudad de Hierapolis durante los ocho primeros días del largo puente festivo con motivo de la fiesta musulmana del Sacrificio (Kurban Bayramı, en turco).
Así lo han asegurado a medios turcos representantes del sector, que confirman que Pamukkale –una palabra que en turco significa literalmente “Castillo de Algodón”- ha atraído a un gran número de turistas locales desde el inicio del puente de 9 días de duración el pasado 18 de agosto.
La mayoría de los turistas extranjeros que visitan este lugar, famoso por las terrazas blancas -visibles desde varios kilómetros de distancia- y situado en la provincia turca de Denizli, proceden de países asiáticos así como de Europa y Rusia. En total, son más de 2 millones las visitas las que recibe cada año este conjunto único formado por Pamukkale y Hierápolis, ambos declarados por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1988 y 1998, respectivamente.
Las famosas terrazas de Pamukkale, de 160 metros de altura, han sido esculpidas por las fuentes termales que vienen modelando el paisaje de la zona desde hace miles de años; conocidas ya desde la antigüedad por sus propiedades curativas, fue precisamente su existencia lo que llevó a construir en su cúspide la ciudad helenística de Hierápolis, fundada en el siglo II a.C por el rey Eumenes II, gobernante del Reino de Pérgamo, si bien alcanzó su apogeo en época romana como lugar de descanso para las clases más acomodadas.
Las aguas termales ricas en calcio, que brotan con un caudal de 250 litros por segundo y a temperaturas medias de entre 40 y 50 grados (lo que permite caminar por ellas incluso en invierno), ya eran conocidas por los antiguos griegos, que atribuían sus beneficios a dioses como Asclepio o Apolo.
Aún hoy día las propiedades curativas de las aguas de la zona son bien conocidas, y se dice que son un excelente remedio natural para dolencias como el reumatismo o enfermedades de la piel, pero también para problemas nerviosos o cardiovasculares.
La combinación casi perfecta que ofrecen Pamukkale y Hierápolis ha hecho que en los últimos años su popularidad no haya dejado de crecer, hasta llegar a convertirse en uno de los lugares más visitados por los turistas -tanto turcos como extranjeros- de toda Turquía.
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