El gobierno de los Estados Unidos desinformó y engañó durante 17 años a la opinión pública sobre la verdadera situación en Afganistán, incluyendo el control efectivo que el gobierno de Kabul tiene sobre el país, según un reciente informe publicado por el diario The New York Times.
Segun el periódico neoyorquino los informes y datos dados a conocer por los funcionarios estadounidenses sobre la situación real en Afganistán y los progresos en el país fueron “exagerados” o directamente falseados, para no dar a conocer la realidad sobre el terreno de un país donde Estados Unidos ha gastado más de 840.000 millones de dólares desde que en octubre de 2001 (un mes después del 11-S) se pusiera en marcha la Operación Libertad Duradera para expulsar a los talibanes del poder.
Actualmente Estados Unidos mantiene unos 16.000 soldados en Afganistán, lejos de los 100.000 que llegó a tener desplegados en el climax de la invasión, entre los años 2010 y 2012; pero aun así los enormes costes de una guerra que ha sido la segunda más larga en la historia de los EE.UU. aumentaron la presión sobre el gobierno para demostrar que el inmenso precio que los contribuyentes norteamericanos pagaban –que llegó a superar los 100.000 millones de dólares anuales- estaba obteniendo resultados.
Sin embargo y de acuerdo a las informaciones divulgadas por The New York Times, la realidad sería que tras su derrota inicial y su expulsión de Kabul, los talibanes –a los que se responsabilizó del ataque contra las Torres Gemelas- se habrían apoderado cada vez de más territorios en Afganistán.
Así mientras que en los informes presentados por funcionarios estadounidenses se aseguraba que en 2017 el gobierno reconocido de Kabul controlaba el 56% del país, la realidad sería más cruda y en realidad el control gubernamental se reduciría al 26% de Afganistán, limitado principalmente a las ciudades y a los cuarteles militares.
Además y pese a que las cifras oficiales en Washington afirman que las fuerzas de seguridad afganas superan a los talibanes en una proporción de 10 a 1, un informe divulgado por las autoridades afganas señala que al menos un tercio de los supuestos efectivos con que cuenta el gobierno de Kabul en realidad no existen –debido a deserciones, bajas no contabilizadas, etc- mientras que muchas de las unidades que sí existen carecen del entrenamiento militar necesario.
El pasado mes de enero, un informe del gobierno afgano afirmaba que la fuerza de los talibanes sobrepasa los 77.000 efectivos, lejos de las cifras manejadas en Estados Unidos, donde oficialmente se habla de unos 60.000 de los cuales –se asegura- sólo la mitad serían combatientes activos.
Por último los funcionarios estadounidenses también mintieron sobre las condiciones de vida de la población afgana; así en 2010 un informe del gobierno de los Estados Unidos aseguraba que la esperanza media de vida de los afganos era de 63 años, datos con los que se quería ofrecer una imagen distorsionada y mejorada de la situación en Afganistán tras la guerra, pero que eran contradecidos abiertamente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que señalaba que la esperanza de vida de un afgano no supera los 43 años.
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