Un niño de 8 años de edad y su hermana de sólo 4 años murieron el lunes en la provincia de Tunceli, al este de Turquía, después de que una bomba colocada por miembros del grupo terrorista PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) hiciera explosión en una zona rural.
Según informaron el lunes medios turcos, Ayaz Güloğlu y su hermaba Bahar estaban caminando juntos en torno al mediodía por los campos próximos a la aldea de Bilge, en el distrito de Ovacık, cuando la bomba hizo explosión. Ayaz falleció en el acto, mientras que su hermana pequeña resultó herida gravemente.
Pese a la rápida intervención de los gendarmes y de los servicios de emergencia, que trasladaron a la pequeña en helicóptero hasta un hospital en la vecina provincia de Elazığ, la niña finalmente falleció debido a la gravedad de sus heridas.
Horas antes de este triste suceso, otro artefacto explosivo colocado por el PKK había matado a un trabajador y causado heridas a otros dos en la provincia fronteriza de Şırnak, en el sureste de Turquía. La bomba al parecer explotó al paso de un vehículo que trasladaba a varios operarios que trabajaban en las obras de una carretera en el Monte Kato, en el distrito de Beytüşşebap.
Más de 40.000 personas han muerto desde 1984 por el PKK
Un día antes, el domingo, tres gendarmes turcos habían muerto en la vecina provincia de Hakkari durante el transcurso de un enfrentamiento contra miembros del PKK, que desde que en 1984 se alzara en armas para conseguir sus objetivos políticos es responsable de la muerte de más de 40.000 personas, muchas de ellas civiles.
Hace un año militantes del PKK mataron a una madre y a su bebé de sólo 11 meses de edad cuando los terroristas activaron una bomba al paso de su vehículo, después de que la mujer regresara de visitar a su marido en un cuartel de la provincia de Hakkari, en un suceso que desató una gran indignación pública en Turquía.
Organizaciones internacionales como Human Rights Watch o la propia ONU han documentado y denunciado en varias ocasiones la práctica del PKK y de organizaciones afines como el PYD/YPG de secuestrar y reclutar a niños a la fuerza para que combatan en sus filas, llegando a amenazar o a asesinar a sus familias si se resisten. Militantes que han abandonado el PKK afirman además que los abusos y violaciones de mujeres son algo común dentro del grupo.
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