La oleada de seísmos sucesivos que ha sacudido la sísmica región del Mármara -en el noroeste de Turquía- y especialmente Estambul han hecho que se dispare la contratación de seguros contra terremotos en todo el país, según aseguran representantes del sector de las aseguradoras.
Los expertos recomiendan de hecho que se contraten este tipo de pólizas destinadas especialmente a cubrir los daños estructurales y materiales causados en la vivienda por estos fenómenos naturales, así como a proporcionar una cobertura extra a los asegurados en caso de que resulten afectados por las consecuencias de un temblor sísmico.
Desde el gremio se asegura que los recientes terremotos en la región de Estambul han hecho que muchos ciudadanos se replanteen la posibilidad de firmar un seguro contra terremotos, lo que ha disparado la contratación de este tipo de productos.
"Las ventas de seguros contra terremotos se han incrementado un 100% en nuestra compañía, así como en todo el país", comentaba al respecto Sibel Doğaç, directora de ventas de la aseguradora con sede en Estambul Quick Sigorta, que recomienda la contratación de este tipo de coberturas especialmente si se vive en zonas de riesgo sísmico, algo común en muchas regiones de Turquía.
"El riesgo sísmico es una realidad en Turquía"
En declaraciones a medios turcos, Doğaç explicó que es frecuente que cuando se produce un seísmo aumente a corto plazo la demanda de seguros; sin embargo el terremoto de casi 6 grados que sufrió Estambul a finales de septiembre -el más fuerte de los últimos 20 años- ha provocado que la demanda se dispare de forma inusitada. "El riesgo sísmico es una realidad en Turquía, y un seguro contra terremotos es algo que todo el mundo debe tener", subrayó.
El 26 de septiembre un terremoto de 5,8 grados desató el pánico en Estambul, causando daños a 473 edificios y dejando 34 heridos. El movimiento sísmico, que fue seguido por casi 200 réplicas de hasta 4,1 grados, se produjo sólo dos días después de que otro terremoto de intensidad 4,9 se hiciera sentir en la región. Ambos seísmos se desataron en la Falla Anatolia Norte, la más activa de Turquía y la que desató el Gran Terremoto del Mármara de 1999.
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