El cambio climático es una realidad y también está afectando a Turquía, donde las temperaturas durante el año pasado han marcado niveles muy altos, de hasta 13,5 grados por encima de lo normal: de hecho, los registros oficiales señalan que 2019 fue el año más cálido del que hay constancia desde hace 49 años.
Ya en 2010 Turquía registró el que fue entonces el año más cálido desde 1971, con una temperatura media anual de 15,6 grados centígrados; en 2018 la historia se repitió y de nuevo se batieron todos los récords con temperaturas medias de 15,5 grados. Finalmente en 2019 la temperatura media de Turquía alcanzó los 14,8 grados, la más alta del último medio siglo.
En declaraciones a los medios, Hüseyin Toros, profesor del Departamento de Ingeniería Meteorológica de la Universidad Técnica de Estambul (İTÜ), señaló que la pasada década ha sido una de las más cálidas de la que hay constancia en Turquía. "El tiempo y el clima han sido una parte vital de la historia de la humanidad, tanto en los asentamientos como en las migraciones, influyendo en victorias y derrotas en las guerras", afirmó.
"La industrialización, la urbanización descontrolada y el consumo excesivo han agravado los problemas medioambientales, y la polución ha contribuido al calentamiento global. La década del 2010 ha sido más cálida en comparación con años anteriores, con 2010, 2014, 2018 y 2019 siendo los años más calurosos desde hace mucho tiempo", añadió el profesor.
Sequías, olas de calor, desertificación, inundaciones y tornados
"Si no se toman medidas contra el impacto del calentamiento global, las temperaturas medias aumentarán aún más en los próximos años", subrayó Toros, que recuerda que el principal problema tras el cambio climático es el consumo excesivo de combustibles fósiles. "Esta es la principal fuente de contaminación atmosférica. Los coches, los trenes, los barcos y los aviones suponen las principales fuentes de contaminantes", explicó.
"El monóxido de carbono y los óxidos de nitrógeno que son emitidos normalmente por los vehículos, juegan un importante papel en la contaminación de las ciudades. El dióxido de carbono, los hidrocarburos, los compuestos orgánicos y los productos químicos de las industrias degradan la calidad del aire. Añadamos a esto los carcinógenos y otros productos tóxicos de fuentes como el tabaco... la contaminación daña la vida de los seres vivos", advirtió.
Toros es uno de los expertos que ha advertido del creciente peligro que representa el cambio climático para grandes ciudades como Estambul, donde el creciente riesgo de sequía podría poner en peligro el abastecimiento de agua. Si antes se producía una gran sequía en Turquía cada dos décadas, ahora las sequías ocurren cada 4 ó 5 años.
Los científicos alertan que actualmente casi el 50% del territorio de Turquía está en riesgo de desertificación debido a la sequía, el aumento de temperaturas y la alteración de patrones del clima causados por el cambio climático; no sólo eso, sino que además el calentamiento global hará que fenómenos extremos como lluvias torrenciales, inundaciones o tornados sean más frecuentes, aumentando el número de víctimas y de daños materiales que provocan.
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