La fiscalía de la ciudad oriental de Elazığ, donde el pasado 24 de enero un terremoto de casi 7 grados dejó 41 muertos, más de 1.600 heridos y cientos de edificios dañados, ha puesto en marcha una investigación después de que varias informaciones publicadas en medios turcos hayan asegurado que se han disparado los precios de los alquileres tras el seísmo.
"Se ha iniciado una investigación oficial tras las noticias de algunos ciudadanos en nuestra provincia, cuyas casas fueron dañadas en el terremoto, y que afrontan precios exorbitantes al buscar nuevas viviendas", explicó en un comunicado divulgado este jueves la oficina del Fiscal Jefe de la República en Elazığ.
Por su parte el ministro de Urbanismo y Medioambiente, Murat Kurum, también confirmó que el gobierno está vigilando la evolución de los alquileres en la región: "Nuestros ministerios están llevando a cabo controles sobre los aumentos. Podrían surgir algunos oportunistas, y haremos al respecto lo que sea preciso", subrayó.
Las informaciones publicadas en medios locales afirman que tras el terremoto que sufrió la región y que afectó principalmente a Elazığ, los precios de los alquileres en la ciudad se han prácticamente duplicado. Esto está suponiendo un grave problema para muchas personas que perdieron sus hogares o que no pueden regresar a sus casas dañadas, especialmente en medio de un invierno que deja en la región temperaturas bajo cero.
Algunos alquileres han pasado de 700 a 1.500 liras tras el terremoto
La noticia ha sembrado la indignación en un país que se ha volcado con las víctimas hasta límites insospechados, con organismos como la Agencia de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD) desbordada por la llegada de todo tipo de ayuda de todo el país, y que logró recaudar en sólo unos días más de 80 millones de liras en donativos de particulares.
Las informaciones publicadas apuntarían a que pisos que hasta hace poco se alquilaban por un precio máximo de unas 700 liras (106 euros) al mes, ahora se ofrecen por 1.500 liras mensuales (227 euros). Muchos damnificados han tenido que aceptar este abuso ante la perspectiva de dormir en tiendas, colegios, mezquitas o pabellones deportivos en medio del invierno, pero han querido denunciar la situación.
"Querían 2.000 liras por una casa que en realidad no vale más de 1.000", contó uno de los afectados por el seísmo al diario turco Hürriyet. "Gracias a Dios no pasamos hambre, pero no podemos encontrar casa porque estos especuladores han incrementado los precios. Queremos que se les prohíba", dijo otro damnificado.
Los representantes del sector inmobiliario presentan sin embargo otra cara muy distinta de la situación, y si bien reconocen que algunos "oportunistas" han podido imponer alquileres abusivos tras el terremoto en Elazığ duplicando incluso los precios, añaden que otros propietarios se han sumado a la oleada de solidaridad con las víctimas y han bajado los precios, o incluso les han ofrecido sus casas vacías para pasar el invierno.
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