Los vuelos en el aeropuerto Sabiha Gökçen de Estambul se reanudaron el jueves después de que todos quedaran cancelados tras el aparatoso accidente aéreo que costó la vida a 3 ciudadanos turcos y heridas a 179 ocupantes de un avión de la aerolínea turca Pegasus, que se salió de la pista durante la maniobra de aterrizaje en medio de un temporal, cayendo por una pendiente y partiéndose en tres trozos.
El avión, un Boeing 737-800 con 11 años de antigüedad, 177 pasajeros y 6 tripulantes, derrapó durante unos 60 metros al final de la pista antes de caer por la ladera que separa el aeropuerto de una autovía cercana; cayó deslizándose unos 30 metros y por el camino se partió en tres partes antes de detenerse finalmente. Todos los heridos se encuentran estables pero hay cuatro personas que se encuentran en estado grave, según el gobernador de Estambul.
Dado que el accidente se ha producido menos de un mes después de que otro avión de la misma aerolínea se saliese de la pista en el mismo aeropuerto, aunque en aquella ocasión no hubo que lamentar heridos, son sin embargo muchas las preguntas que surgen. En 2018, otro Boeing 737 de Pegasus sufrió un accidente similar en el aeropuerto de Trabzon, y casi acabó cayendo al mar aunque de nuevo no se produjeron heridos.
A falta de conocer las conclusiones de la investigación iniciada por el Centro de Inspección y Seguridad en el Transporte de Turquía (UEİM), cuyo informe preliminar se espera sea dado a conocer en el plazo de un mes, han surgido dudas entre la opinión pública acerca de si la compañía low cost turca presionó a sus pilotos para que tomaran mayores riesgos durante el aterrizaje para evitar retrasos o gastos extra de combustible.
El controlador advirtió a los pilotos sobre el mal tiempo antes de aterrizar
Según las grabaciones de voz recogidas de la conversación que mantuvieron los pilotos del vuelo PC2193 con la torre de control de Sabiha Gökçen, el controlador les advirtió de los fuertes vientos que soplaban en ese momento, por lo que la pista asignada para el aterrizaje podría cambiar debido a las difíciles condiciones meteorológicas.
El controlador también comunicó a los pilotos de la aeronave que a causa del mal tiempo previamente varios aviones habían tenido que abortar el aterrizaje debido al riesgo que presentaba tomar tierra, y habían tenido que iniciar una maniobra de Go-Around o aterrizaje frustrado, un procedimiento en el que el avión suspende el aterrizaje y gana altura para intentar de nuevo otra aproximación.
"Animamos a todos nuestros pilotos a que no tomen ningún riesgo"
Con los ojos llenos de lágrimas, el director general de Pegasus, Mehmet Tevfik Nane, compareció el jueves ante los periodistas sin embargo para negar cualquier presión a los pilotos de la aerolínea. "No resulta fácil estar aquí. Es duro hablar, especialmente cuando hay personas que han perdido la vida o que están heridas", dijo un emocionado Nane, quien ofreció sus condolencias a las familias de los fallecidos.
"Sé que tenéis decenas, toneladas de preguntas sobre cómo ocurrió este accidente... Nuestro registro anual de seguridad está por encima de los estándares de la UE. Todos nuestros pilotos son constantemente animados a no tomar ningún riesgo, a abortar el aterrizaje si lo consideran arriesgado o a aterrizar en aeropuertos alternativos si es necesario. Todos nuestros procedimientos son revisados cada año por las autoridades de aviación civil", aseguró.
"Nuestros aviones tienen de media 5,3 años, y técnicamente están en buen estado. Todo su mantenimiento se realiza de acuerdo con las regulaciones. Este tipo de accidentes se producen a consecuencia de una combinación de muchos factores. Prometemos que realizaremos cualquier mejora que se nos pida una vez haya concluido la investigación", añadió Nane. La web de la aerolínea se mostraba el jueves en blanco y negro en señal de duelo por las víctimas.
"El avión iba muy rápido... Todo ocurrió en 2 ó 3 segundos"
Los testigos del accidente, los pasajeros que iban a bordo del avión siniestrado, comenzaron a hablar el jueves desde el hospital y contaron escenas de caos y pánico, pero todos coinciden en algo: el avión descendió demasiado rápido. Así lo asegura Engin Demir, quien resultó herido en el siniestro y que contó a la cadena NTV que advirtió el exceso de velocidad nada más tocar tierra el aparato.
"Con esa velocidad, creo que le fue imposible detenerse. Todo ocurrió en 2 ó 3 segundos", contó Demir desde la cama del hospital donde está ingresado recuperándose de sus lesiones. Tras el impacto, cuenta que se quedó atrapado a causa de los objetos que caían del compartimento de equipaje. "Había chillidos y gritos. Intenté calmar a la gente que había a mi alrededor. La ayuda llegó pronto", asegura.
Otro de los pasajeros, Alper Kulu, relató a la agencia de noticias DHA que el vuelo "fue anormal desde el principio hasta el final". "Fue un vuelo muy turbulento. El avión tomó tierra con dificultad. Iba muy rápido en comparación con otros vuelos", insistió. Luego el avión de repente se balanceó a izquierda y derecha, y finalmente se hundió hacia la izquierda para caer pendiente abajo.
"Había pánico y gritos. Todo el mundo pedía ayuda. Yo salí del avión por mí mismo, con un brazo roto. Subí 30 ó 40 metros, oí que el avión podía explotar", cuenta Kulu. Él como cientos de pasajeros y familiares se pregunta ahora qué causó el accidente de avión de Pegasus en el aeropuerto Sabiha Gökçen de Estambul. Los expertos sin embargo advierten: no hay que sacar conclusiones precipitadas. Habrá pues que esperar a los resultados del informe del accidente.
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