Coger un autobús se está convirtiendo en todo un desafío para muchos turcos y una opción sólo al alcance de quienes tienen suficiente dinero, debido a que los precios de los billetes para viajes entre ciudades -que sólo son posibles con autorización del gobernador de la provincia- se han disparado desde que se declararon las medidas de confinamiento contra el coronavirus.
Y es que la semana pasada el gobierno turco prohibió los viajes en autobús o tren entre ciudades para frenar la propagación del COVID-19, y limitó los vuelos domésticos (los internacionales siguen suspendidos). Ahora quienes desean viajar deben presentar una solicitud ante la Comisión de Permisos de Viaje, vinculada a la oficina del gobernador de cada provincia, y esperar la autorización.
El problema está en que no sólo los viajes son más difíciles, sino que además una vez se recibe la autorización llega el segundo gran obstáculo: conseguir un billete, cuyo precio se ha más que duplicado a causa del virus.
Un billete que antes costaba no más de 90 liras, ahora cuesta al menos 200
Esto es lo que ocurre por ejemplo en provincias como Erzurum, donde Ömer Ayhan, un estudiante de la Universidad Atatürk, pagó 29 liras -unos 4 euros- por un billete de tren para ir a Erzurum; ahora, para poder regresar a su casa en la provincia de Kayseri -a más de 600 kilómetros de distancia- el billete de autobús más barato que ha encontrado le cuesta 200 liras (casi 28 euros).
"Cinco días antes del brote del virus, el precio más alto por un billete de autobús era de 90 liras", explica Ayhan, acusando a las compañías de autobuses de aprovecharse de esta situación para vender los billetes a precios totalmente abusivos. Su caso no es el más grave: un billete desde Erzurum hasta Konya -a más de 900 km- cuesta unas 300 liras, mientras que viajar hasta Estambul -a más de 1.200 km- suponer pagar 400 euros o más por un solo billete.
El hecho es que son muchos los turcos que están regresando a sus casas en otras provincias debido al cierre de lugares de trabajo o de las universidades por el coronavirus; dado que las compañías de autobuses han reducido también el número de servicios, esto ha creado una "tormenta perfecta" en la que la demanda se dispara en un momento en que la oferta se ha limitado, lo que ha disparado los precios hasta niveles nunca antes vistos.
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