El gobierno de Turquía anunció el martes por boca del presidente turco Tayyip Erdoğan el alivio de las restricciones para salir a la calle para los mayores de 65 años y los menores de edad, que tenían limitados sus días de salida a causa de la pandemia de coronavirus.
Según explicó el presidente turco, unos 7,5 millones de mayores de 65 años que tenían limitadas sus salidas semanales desde el 21 de marzo podrán a partir de ahora salir a la calle todos los días entre las 10:00 y las 20:00 horas; las restricciones impuestas desde el 4 de abril a los menores de edad han sido también levantadas, si bien los niños deberán salir acompañados de sus padres.
Estas medidas de relajación se enmarcan en el fin de la mayoría de las restricciones que entró en vigor el pasado 1 de junio en Turquía, donde han reabierto desde restaurantes hasta mezquitas (donde estaban prohibidas los rezos multitudinarios). A este respecto, Erdoğan -que anunció que cines y teatros reabrirán el 1 de julio- advirtió que los ciudadanos deberán acostumbrarse a la "nueva normalidad", salir con mascarilla y mantener la distancia social.
El presidente turco también anunció una serie de incentivos para impulsar el empleo y apoyar a empresas e industrias, a fin de reactivar la economía y la producción tras el impacto causado por el parón debido a la pandemia de COVID-19.
Preocupación por un posible repunte de casos
Pese a la entrada en vigor de las medidas de desescalada en el país, y a que el número de casos activos ha descendido ya por debajo de los 30.000 contagios, autoridades y expertos están preocupados por la percepción entre muchos ciudadanos de que el riesgo del coronavirus ha pasado, lo que podría llevar a nuevos brotes de la epidemia.
Miembros del Ministerio de Salud y del Consejo Científico de Turquía habían predicho que el número de contagios diarios descendería hasta unos 500 desde finales de mayo, pero los últimos datos confirman que el número de nuevos contagios oscila entre los 800 y los 900 al día, algo que muchos expertos consideran que se debe a una relajación de las medidas de seguridad por parte de los ciudadanos, que en muchos casos llegan a incumplirlas.
De hecho, entre muchos ciudadanos a pie de calle o incluso en las redes sociales se extiende la falsa percepción -animados por la publicación de ciertas noticias en los medios- de que el virus se ha debilitado, de que el tiempo caluroso del verano evitará los contagios, o de que la pandemia acabará muy pronto, lo que está llevando a muchas personas a dejar de ser rigurosas con hábitos como el uso de mascarillas, la limpieza de manos o la distancia social.
El ejemplo más reciente es el que ha ocurrido en la ciudad de Diyarbakır, la más grande del sureste de Turquía, donde se han detectado más de 300 nuevos contagios en una semana disparando todas las alarmas entre los expertos, que temen una segunda oleada del coronavirus en una ciudad donde precisamente se había conseguido reducir los casos gracias a las estrictas medidas impuestas en marzo, lo que podría obligar a reinstaurar las restricciones.
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