Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo entre 2004 y 2014 como parte de proyectos de construcción en Estambul como Marmaray o Yenikapı, que permitieron desenterrar y realizar nuevos hallazgos sobre los orígenes de la ciudad, incluyeron el descubrimiento de varios restos y esqueletos de gatos que se remontaban a la época bizantina y de la antigua Constantinopla.
En declaraciones a los medios, el bioarqueólogo turco Vedat Onar subrayó que los restos óseos de gatos hallados en las excavaciones, que fueron donados a la Facultad de Veterinaria de la Universidad Cerrahpaşa de Estambul, les han permitido realizar nuevas averiguaciones sobre la historia de la ciudad, añadiendo que los gatos que vivían en Estambul durante la época de Bizancio tenían buena salud y vivían mucho mejor que en Europa.
Por su parte Altan Armutak, jefe del Departamento de Historia Veterinaria de la universidad, explicó que durante el período bizantino había gatos que vivían y se alimentaban de pescado en torno a las pescaderías que había en zonas como Kumkapı, Yenikapı o Aksaray, situadas en las costas de la antigua ciudad de Constantinopla.
Los gatos fueron perseguidos en Europa desde el año 1.000
"Desde el año 1.000 había en aquella época una actitud agresiva hacia los gatos en Europa Occidental. En un sermón dado por el Papa, se aseguró que los gatos eran animales dañinos, y que eran representantes del diablo y le ayudaban. Miles de gatos fueron quemados en Europa en aquella época. Bajo acusación de brujería, sabemos que mujeres ancianas fueron quemadas dentro de sacos en las que se las metía junto con gatos", contó Armutak.
"Los gatos eran metidos en sacos y golpeados con palos; colgados en ramas de árboles y quemados desde abajo con fuego. Creían que los gritos de los gatos espantaban al diablo. En Europa, estos animales sufrieron una época humillante, cuando no vergonzosa. Por desgracia no quedaron gatos en Europa, y como resultado de eso, las ratas se propagaron y se desataron graves brotes de peste entre los años 1.300 y 1.500", dijo el experto.
"Un gato es una garantía contra la peste. La peste no se transmite a menos que el ratón toque la comida humana. Como resultado, los ratones y la peste aumentaron allí donde no habían quedado gatos. El Papa decía que era obligatorio matar a los gatos porque 'el diablo mira al mundo' con la luz del Tapetum lucidum (un tejido en el ojo del gato). Por eso, se vivió una masacre de gatos en Europa desde el año 1.000", añadió.
Bizancio, bajo la afluencia del Islam, adoptó la cultura de amor por los gatos
En el Imperio Bizantino y en Constantinopla sin embargo la situación para estos animales fue muy distinta. Además de que el Papa no tenía influencia sobre los territorios bizantinos, Bizancio vivía ya entonces bajo una proximidad geográfica al mundo islámico, del que recibía una gran influencia.
Dicha influencia fue la que desató movimientos como, por ejemplo, la histórica Querella Iconoclasta contra los iconos religiosos en los territorios bizantinos, influida claramente por el rechazo en el Islam al culto a ídolos y santos. De hecho en el mundo islámico el gato siempre ha sido un símbolo de pureza, y se dice que el mismo Mahoma era un gran amante de los animales pero en especial de los gatos; en una ocasión, llegó a cortar su ropa para que su amada gata Müezza pudiera seguir durmiendo sobre ella mientras él se iba.
"Este amor por los gatos fue adoptado por la cultura árabe, y se hizo aún más fuerte durante el período de los cuatro califas. Las caravanas de comerciantes árabes y soldados que viajaban hasta el norte (hacia Bizancio) llevaban consigo muchos hábitos culturales, comportamientos, palabras y objetos relacionados con el amor por los gatos", explicó Armutak.
"Al contrario que en Europa, los gatos en Constantinopla eran cuidados y alimentados en casas y tiendas. Bizancio vivía bajo la influencia de la cultura islámica, y amaba a estos animales. Estos esqueletos de gatos son la evidencia arqueológica de este hecho. En el Imperio Bizantino no se vieron plagas tan grandes como las que causaron la muerte de gran parte de la población en Europa", concluyó el profesor.
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