Un terremoto de 5,1 grados que sacudió a última hora de ayer la provincia de Konya, en el centro de Turquía, causó el pánico entre la población de la zona, si bien no hubo que lamentar daños personales.
Según datos proporcionados por la Agencia de Gestión de Desastres y Emergencias, el seísmo se desató a las 20:43 hora local (18:43 CET) con epicentro en el distrito de Meram, a una profundidad de sólo 6,82 kilómetros bajo la superficie terrestre, lo que aumentó notablemente su intensidad, sembrando el pánico entre muchos residentes de la provincia, que salieron de sus casas por miedo a derrumbes. Muchos de ellos pasaron la noche a la intemperie temiendo nuevas réplicas.
Pese a todo, el gobernador de Konya anunció en un comunicado que no había información de víctimas. Por su parte el alcalde metropolitano de la ciudad de Konya, Uğur Ibrahim Altay, confirmaba también a través de Twitter que no había habido pérdida de vidas a consecuencia del temblor. “Ha habido daños en tres edificios abandonados... No hay informes de personas atrapadas”, dijo.
Altay pidió a los ciudadanos también que evitasen el pánico, diciendo que se continuaba la vigilancia tras el seísmo de 5,1 grados y que se informaría de cualquier novedad. Pese a que Turquía es un país propenso a los terremotos, Konya no es una provincia donde habitualmente se produzcan terremotos; no obstante, los expertos subrayan que existen fallas que atraviesan esta región del centro de Turquía. Aun así, sismólogos como el profesor Fetullah Arıki coinciden en que este es el mayor terremoto que ha sufrido Konya desde que hay registros históricos.
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