Los graves acontecimientos en la provincia china de Xinjiang, habitada por los uigures (de etnia túrquica y religión musulmana), han provocado la respuesta de los principales partidos políticos de Turquía y una serie de protestas frente a las delegaciones diplomáticas chinas en Ankara y en otras ciudades europeas como Oslo o Munich.
Devlet Bahçeli, líder del nacionalista MHP (tercer partido más importante de Turquía), dijo que los ataques contra el pueblo uigur deben detenerse inmediatamente y que tanto el gobierno chino como las organizaciones internacionales deberían tomar medidas. Bahçeli fue el político duro más duro en sus valoraciones, al calificar las muertes de uigures como "masacre", y aun reafirmando su respeto por la integridad territorial de China agregó que deben crearse las condiciones necesarias "para que nuestros paisanos (uigures) disfruten de las libertades y derechos básicos".
Por su parte el líder del Partido de la Gran Unidad, Yalçın Topçu, emitió un comunicado en el que pidió al "mundo libre y civilizado" que tomase medidas y resaltó el hecho de que las protestas se produzcan tan sólo seis días después de la visita del presidente turco Abdullah Gül a esa misma región de Xinjiang, la primera hecha por un presidente turco a esta provincia situada en el extremo occidental de China, de población étnicamente emparentada con los turcos y cultura islámica.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía mostró un tono más conciliador al emitir una declaración en la que además de mostrar sus condolencias a los familiares de los fallecidos pidió que se tomen las medidas necesarias para evitar semejantes sucesos en el futuro. El gobierno turco convocó además a responsables de la embajada china en Ankara para pedir información y transmitir su preocupación al gobierno de Pekín por los trágicos acontecimientos que estallaron el lunes, en los que hubo unos 160 muertos y cerca de 1.000 heridos. China ha impuesto el toque de queda en la capital de Xinjiang, Urumqi, después de que turbas de chinos de etnia Han -mayoritaria en la capital, al contrario que en el resto de la región- tomaran las calles intentando tomarse la justicia por su mano.
Se trata de los peores disturbios étnicos que sufre China desde hace varias décadas, en una región especialmente conflictiva donde grupos insurgentes llevan tiempo luchando por establecer un estado independiente, mientras que la comunidad uigur exiliada de China -muchos de los cuales viven en Turquía- acusa a Pekín de negarles sus derechos básicos y de llevar a cabo una política de colonización en la región.
Protestas ante la embada de China en Ankara
Cientos de manifestantes uigures y turcos se congregaron este martes frente a la Embajada de China en Ankara para protestar contra los disturbios en la provincia china de Xinjiang que han matado a cerca de 160 personas de etnia uigur. Las personas congregadas frente a la embajada china portaban pancartas en las que pedían el fin de la agresión china al pueblo uigur, y arrojaron varios huevos contra el edificio.
Un grupo de manifestantes intentó atravesar la barrera de seguridad formada por la policía turca frente a la delegación diplomática china, lo que provocó algunos enfrentamientos sin que se llegasen a producir heridos, según informó la prensa turca.
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