La líder opositora uigur en el exilio, Rebiya Kadeer, denunció ayer que "unas 10.000 personas desaparecieron en una noche" en los disturbios étnicos que estallaron hace algunas semanas en Urumqi, capital de la región autónoma china de Xinjiang (noreste), habitada por chinos de etnia uigur de origen túrquico y que profesan la fe musulmana.
"Unas 10.000 personas desaparecieron en Urumqi en una noche. ¿Dónde han ido? Si han muerto, ¿dónde se encuentran?", se preguntó Rebiya Kadeer durante una conferencia de prensa en Tokio, a la vez que reprochó la pasividad mostrada por Estados Unidos ante la actuación de las autoridades chinas. Las cifras oficiales chinas hablan de que los disturbios dejaron 197 muertos, pero la disidencia uigur cree que la cifra real puede ser de varios miles de personas.
Rebiya Kadeer, de 62 años, vive exiliada en Estados Unidos desde 2005 tras pasar seis años en una prisión china. En su visita a Japón, duramente criticada por el gobierno chino, acusó a Pekín de "tratar de aplastar al pueblo uigur". China por su parte acusa al Congreso Mundial Uigur, con sede en Múnich (Alemania), de haber fomentado los disturbios y asegura que Rebiya es una "criminal".
El régimen comunista convocó este miércoles al embajador japonés en Pekín para expresarle su fuerte malestar por la visita de la disidente uigur, que en su comparecencia en Tokio negó cualquier implicación en los disturbios. "Si China dice que estoy implicada, quiero que entregue pruebas", dijo Kadeer. "La responsabilidad es de las autoridades, que transformaron lo que era en principio una manifestación pacífica en disturbios violentos", agregó la líder uigur, que afirmó que en la noche del 5 de julio se cortó la electricidad y la policía china disparó a la multitud con armas automáticas de forma indiscriminada.
"A la mañana siguiente, la gente descubrió al despertarse que muchos hombres uigures habían desaparecido", agregó Kadeer, quien citó testimonios de residentes y visitantes que se encontraban en Urumqi durante los disturbios.
Kadeer se mostró también "perpleja y decepcionada" por la postura adoptada por Washington, y dijo esperar un cambio de actitud en el futuro por parte de la administración Obama respecto a este asunto. "Quiero pensar que Estados Unidos no seguirá impasible. Creo que responderá de la forma adecuada", dijo a los periodistas Kadeer, quien tiene previsto visitar la próxima semana Australia en otra visita también duramente criticada por China.
Precisamente el viceministro de exteriores chino, Wang Guangya, agradeció recientemente a Estados Unidos la actitud "moderada" mostrada durante los disturbios en Xinjiang, que EE.UU. calificó como un asunto interno chino. El presidente norteamericano Barack Obama pidió a Pekín el respeto a las libertades individuales y religiosas así como los derechos de las minorías del país, pero sin referirse explícitamente a Xinjiang o a los sucesos allí ocurridos.

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