Japón prohibió este jueves el acceso de cualquier persona no autorizada al radio de evacuación de 20 kilómetros creado en torno a la siniestrada central nuclear de Fukushima, advirtiendo que "existe un riesgo enorme para su seguridad" si lo hacen.
La prohibición, que entrará en vigor esta misma noche, permitirá un control más estricto del acceso al área en torno a la central, de donde han sido evacuados hasta la fecha unos 80.000 habitantes debido al riesgo que representa la radiación en los alrededores de la planta nuclear accidentada. El primer ministro japonés Naoto Kan, muy criticado dentro de su país por la gestión de la crisis, anunció la medida precisamente durante una visita a la región nororiental de Fukushima, seis semanas después de que un devastador terremoto de magnitud 9 y un enorme tsunami acabara con la vida de unas 28.000 personas, según las últimas cifras.
"Hemos pedido a los residentes que no entren en esta zona porque existe un riesgo enorme para su seguridad", declaró en conferencia de prensa un portavoz del gobierno nipón. "Hoy hemos decidido clasificarla como zona en estado de emergencia, en virtud de la ley sobre catástrofes", precisó el portavoz. Según parece, a pesar de la orden de evacuación impuesta en torno a la central nuclear de Fukushima, recientemente se descubrió que decenas de familias seguían viviendo en la zona, resistiéndose a abandonar sus casas.
Cada una de las miles de familias evacuadas en torno a Fukushima podrá enviar próximamente a uno de sus miembros durante un período limitado de dos horas a lo que quede de su casa para poder recuperar objetos de valor. No obstante quienes accedan al lugar deberán hacerlo provistos de trajes de protección contra la radiación y portar consigo un medidor de radiactividad.
El gobierno ha recomendado que recojan el menor número de objetos posibles; además, aquellas familias cuyas viviendas estuvieran situadas en un radio inferior a 3 kilómetros de la central, no podrán acceder de ninguna forma a sus casas para recuperar sus pertenencias, debido a las dosis letales que se registran en la zona.
Esta medida recuerda a la zona de exclusión que se mantiene en torno a la central nuclear de Chernobil desde que su reactor número 4 explotara en 1986 liberando inmesas dosis de radiación y obligando a sus habitantes a abandonar la cercana ciudad de Pripiat. Desde entonces existe una zona prohibida en torno a la planta nuclear siniestrada de 30 kilómetros. Se estima que la zona no volverá a ser habitable hasta dentro de varios siglos, y que la radiactividad no desaparecerá por completo de la zona hasta pasados 24.000 años.
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