La Comisión de Seguridad Privada de la Gobernación de Ankara anunció el viernes que los 11 guardias de seguridad privados que trabajaban en el edificio de la agencia tributaria que a principios de febrero fue destrozado por una bomba, cometieron negligencias en sus obligaciones y por tanto serán despedidos de sus puestos.
Según informaciones publicadas por la prensa turca, durante la investigación abierta tras la potente explosión que sacudió el pasado 1 de febrero un edificio que albergaba unas oficinas tributarias situado en el distrito de Çankaya, a las afueras de la capital turca, y que dejó cuatro heridos, se encontraron graves deficiencias en la seguridad que apuntaron a “negligencias” en la labor del personal encargado de la misma.
De acuerdo a los hallazgos hechos por la comisión, los agentes de seguridad privada que debían custodiar el edificio “no mostraron el cuidado y la atención requeridos en su trabajo a la hora de desempeñar sus tareas”, por lo que se concluye que “no resulta apropiado” que las personas implicadas continúen trabajando como “personal de seguridad”, y la comisión ha decidido retirar las acreditaciones de los 11 empleados asignados a la seguridad del edificio y despedirlos.
El propio ministro del Interior Süleyman Soylu ya había apuntado a una negligencia tan sólo unos días después del atentado, afirmando que el autor del atentado había intentado sin éxito hacer explotar la bomba justo el día anterior a la explosión, sin que el personal de vigilancia lo advirtiera: “Un guardia de seguridad privada estaba vigilando las cámaras, y no vio el incidente. Pero no sólo no advirtió el incidente. El día anterior el mismo hombre dejó una bolsa a la misma hora”, apuntó entonces Soylu.
Un total de cuatro personas resultaron heridas como consecuencia de la explosión ocurrida en la Oficina Especial de Impuestos de Anatolia, situada en el barrio de Çukurambar, y fue el hecho de que el edificio se encontrase vacío a esa hora lo que evitó una tragedia mucho mayor. Aunque inicialmente se pensó en un problema técnico en la sala de calderas del edificio, el examen de las cámaras de seguridad determinó que la explosión había sido causada por una bolsa con explosivos colocada por un individuo en la entrada el edificio.
Gracias a las pesquisas llevadas a cabo por efectivos de las unidades de lucha antiterrorista y de inteligencia de la Dirección General de Seguridad de Ankara, poco después del suceso se pudo detener a las cuatro personas que escaparon del lugar en un vehículo junto con el principal sospechoso, Ersen Ertogan, quien se suicidó más tarde durante un enfrentamiento con la policía para evitar ser capturado.
La investigación policial abierta determinó también que el atentado fue organizado por el YAT, una organización vinculada al Partido de la Unión Democrática (PYD) –la filial siria del grupo terrorista PKK- contra cuyo brazo armado, las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG), el ejército turco había puesto en marcha una operación en la región siria de Afrin el pasado 20 de enero.
Ertogan había entrado en ilegalmente en Turquía usando un documento de identidad falso, y había estado recibiendo entrenamiento en el norte de Siria por parte del YPG. El responsable de coordinar el atentado en Ankara, un hombre llamado Alan Chuckmaus conocido dentro de la organización con el alias de Ebu Serdar, había entrado en Turquía desde la ciudad siria de Qamishli –situada al otro lado de la frontera turca- un día antes de que se colocara la bomba en el edificio.
1 Comentarios
Flavia el Lunes, 2 de Abril de 2018 a las 23:22:26
Muy bien.. Despreocupación, negligencia, descuido, distracción... Dar gracias que solo fue daño estructural.. y no hubo perdidas humanas... Es increible los descuidos son los que lleva a los accidentes y en este caso no es la excepción que resultó ser un atentado. El descuido del guardia privado que vigila monitores...y quien controla el acceso al edificio. Un descuido.. o tal vez un conocido
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