La decisión que supuestamente habría adoptado el presidente estadounidense Donald Trump de retirar todas las tropas de su país de Siria se habría producido tras una conversación telefónica mantenida entre Trump y su homólogo turco Recep Tayyip Erdoğan, según informaron a última hora del miércoles agencias citando fuentes de la Casa Blanca.
“Todo lo que se ha producido después ha sido la implementación del acuerdo que se alcanzó en esa llamada”, afirmó la fuente, un funcionario del gobierno de los EE.UU. sin identificar, añadiendo que el plazo de retirada de las tropas estadounidenses de Siria variará de un mínimo de 60 días hasta un máximo de 100 días.
“Todas las fuerzas militares de los Estados Unidos serán retiradas una vez que la última operación contra el ISIS (Daesh) esté completada”, declaró el funcionario. “Todo el personal del Departamento de Estado será evacuado de Siria en un plazo de 24 horas”, agregó.
Trump había anunciado precisamente horas antes a través de un mensaje en Twitter que los Estados Unidos han derrotado al Daesh en Siria, y que esa es “mi única razón para seguir allí durante la Presidencia Trump”.
De hecho ya en abril había asegurado durante una conferencia con los líderes políticos de Estonia, Letonia y Lituania su deseo de “salir de Siria” y “traer de vuelta a casa a nuestras tropas”, si bien hasta la fecha no se habían tomado medidas concretas en esta dirección. Se estima que Estados Unidos tiene ahora mismo desplegados en el país árabe unos 2.000 militares.
De confirmarse la decisión de una retirada total de Estados Unidos de Siria, supondría un drástico giro en la política hasta ahora mantenida con respecto a Siria, donde el Secretario de Defensa Jim Mattis y otros altos cargos de Washington habían apostado por una presencia militar a largo plazo para garantizar que el Daesh –cuyo territorio ahora se reduce a unos pocos pueblos a orillas del Éufrates cerca de la frontera con Irak- no vuelve a resurgir.
Algunos senadores republicanos han mostrado sin embargo su rotunda oposición a esta idea, argumentando que una retirada de Siria complicará los esfuerzos futuros por reclutar a nuevos aliados en la región y sería vista por Irán y otros actores como una señal de debilidad por parte de Estados Unidos en su intento por frenar la influencia iraní en Oriente Medio.
La noticia sobre una próxima retirada de las tropas estadounidenses de Siria coincide además con el anuncio hecho hace sólo una semana por Erdoğan de que el ejército turco lanzará “en días” una operación transfronteriza contra las zonas del norte de Siria controladas por el YPG, un grupo armado que Ankara considera como la filial siria de la organización terrorista PKK pero que Washington ve como su principal aliado sobre el terreno en la zona, por lo que durante años ha constituido un importante punto de fricción entre Turquía y EE.UU.
EE.UU. aprueba la venta de misiles Patriot a Turquía
Estas informaciones han salido a la luz también un día después de que el Departamento de Estado de los EE.UU. aprobase una posible venta del sistema defensivo de misiles Patriot a Turquía por valor de 3.500 millones de dólares, como contraoferta al contrato ya firmado en 2017 entre Ankara y Moscú para la adquisición del sistema ruso antimisiles S-400, y que se espera comience a ser entregado a Turquía dentro de un año.
La venta aprobada por Washington incluye equipos de radar, estaciones de control y seguimiento, puestos de lanzamiento, equipo de comunicaciones, programas y otro equipamiento de apoyo y comunicaciones.
La Casa Blanca ha reiterado varias veces su desconfianza del contrato firmado entre Turquía y Rusia argumentando que el S-400 no es compatible con el armamento usado por los aliados de la OTAN y que su adquisición compromete la seguridad de la Alianza Atlántica.
De hecho en un informe emitido a finales de noviembre, el Pentágono advertía que la compra del sistema S-400 tendría consecuencias negativas inevitables no sólo para las relaciones entre Turquía y Estados Unidos, sino también para el papel de Turquía en la propia OTAN.
Sin embargo el Kremlin quiso dejar bien claro este miércoles que pese al anuncio del Departamento de Estado norteamericano Rusia va a seguir adelante con el contrato firmado con Turquía.
Durante una comparecencia de prensa, el portavoz del Kremlin Dmitry Peskov subrayó que los acuerdos de Rusia y los que EE.UU. pueda alcanzar con Turquía deben ser vistos por separado, y añadió que Moscú tiene plena confianza en que Turquía no desvelará los secretos de la tecnología del S-400 a sus socios de la OTAN: “No vemos ningún motivo para no confiar en nuestros colegas turcos”, dijo Peskov.
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